
Pero para su sorpresa, dos días previos a la inauguración Haaning avisó a través de un mensaje que “no había producido esa obra” que incluía varios billetes pegados sobre los lienzos de tela. Efectivamente, cuando los curadores del museo abrieron el paquete se encontraron con el sorprendente hallazgo.
Como consecuencia de la “estafa”, el museo puso un plazo para la devolución del dinero para el 16 de enero, sin embargo, al no cumplirse ese acuerdo decidieron acudir a la justicia.
En respuesta a la demanda de las autoridades del museo, Haaning, de 56 años, declaró de forma chistosa que “la obra de arte es que cogí su dinero”.
Frente a las denuncias que recibió por la repercusión de lo sucedido, dijo que “no es un robo. Es un incumplimiento de contrato y el incumplimiento de contrato es parte del trabajo”.
Además, a modo de protesta por las condiciones en las que trabaja -según denunció- alentó a otros colegas a que hicieran lo mismo: “animo a otras personas que tienen condiciones de trabajo tan miserables como las mías a hacer lo mismo” y agregó que recrear sus trabajos anteriores para cumplir con éste le hubiera costado dinero de su bolsillo.
Fuera del entramado legal por la disputa del dinero entre el artista y las autoridades del museo, el director reconoció en forma jocosa que, pese a la actitud provocadora de Haaning “me reí porque era muy humorístico”.
En declaraciones a AS Actualidad, Carlos Suárez, CEO de Saisho, el mercado cotizado de arte, explicó que esto “ya ha pasado más veces, un artista italiano en Basel Miami envolvió un plátano en celofán, se lo comió una vez vendió la obra, y fue al supermercado de enfrente, compró otro y lo volvió a envolver. O la obra de ARCO que era un Ninot del Rey, no se vendió, pero la obra se quemó igualmente. O la famosa obra de Bansky, subastada, que se autodestruyó y luego se vendió cinco veces más caras”.
“Estos ejemplos vienen a ilustrar que el arte conceptual, que es donde se enmarcan este tipo de obras, mezcladas con el arte de acción, una corriente donde lo que hace el artista para hacerla forma parte de la obra. La obra no es lo que tiene valor, sino el proceso de creación, que importa muchísimo”, explicó Suárez.
“Haaning ya trabajaba criticando obras de dinero, grupos marginales, precisamente con la relación de poder que existe entre grupos, a nivel laboral como en la sociedad. En este sentido, una de las series con la que se hace famoso, es en obras donde incluye dinero en el marco mismo de las obras, como crítica que acaban denigrando todo, incluido el arte. Criticando también las condiciones paupérrimas que tienen los propios artistas”, señaló.
Fuente Ambito