
Fabián Martínez Siccardi: El primer sorprendido fui yo. Supongo que tiene que ver con el conflicto mapuche que se ha agudizado en los últimos meses. El conflicto mapuche reciente no es más que la expresión de un conflicto muy antiguo, de la cual “Los hombres más altos” sí habla. Es el no reconocimiento de la Argentina en general históricamente de lo que fue la Conquista del Desierto, y ésta ficción de nación blanca que se tiene en la Argentina en el siglo XIX, que deja afuera a los pueblos originarios y también a los afroargentinos. Se vive una ficción en la que cada tanto la realidad golpea la puerta y nos tenemos que enfrentar a algo que no sabemos bien qué es. Ha habido muchos argentinos progresistas que tienen una mirada empática, compasiva, respecto a los pueblos originarios, que ignoran muchísima parte de la historia, a los que la novela les está resultando, yo no lo pensé así, como una fuente para entender un conflicto del siglo XXI si bien es un libro cuya historia termina en 1950.
P.: El protagonista de “Los hombres más altos” es un mestizo, de madre tehuelche, y padre español, que ingresa a un seminario salesiano.
F.M.S.: Manuel Palacios, como la mayoría de los mestizos tras la Conquista del Desierto, no tenía muchas posibilidades de avanzar en la vida y ve en el colegio religioso una posibilidad de avance, y que una parte suya tiene que aceptar el dogma cristiano, pero eso está en conflicto con su necesidad de afirmación del pueblo tehuelche que ve cómo los salesianos de distintas maneras están en contra de eso. Él está permanentemente en una ambigüedad en cómo sobrevive dentro de ese contexto religioso. Incluso cuando tiene que pedirle al Papa la dispensa papal él reacciona de forma beligerante, no lo quiere aceptar. Está casi decidido a irse de la orden a menos que el Papa lo acepte en persona. El problema de Manuel es en cuanto puede ser fiel a la religión. Cuando andando a caballo ve unos peones mestizos se dice que si tiene que decidir entre ser fiel a la Iglesia y ser fiel al pueblo tehuelche él va a ser fiel al pueblo tehuelche.
P.: Entre las búsquedas de Manuel Palacios para confirmar que el tehuelche es el pueblo elegido está encontrar rastros de un animal totémico, un unicornio patagónico.
F.M.S.: Eso es ficción. Él pueblo tehuelche si bien era animista no tenía una bestia totémica. Eso es parte del delirio místico del personaje. y no representa la cosmogonía del pueblo tehuelche, que es muy sofisticada y, a la vez, bastante cercana al monoteísmo, eso acerca a Manuel a las religiones judeocristianas predominantes en occidente. Manuel trata de defender al pueblo tehuelche. En esos momentos, no muy distintos a ahora, pero que antes era peor, los pueblos originarios no se consideraban ni siquiera humanos sino subhumanos. Manuel lo que quiere decir es “nosotros venimos de un mismo lugar, de un mismo dios”. Aunque lo que realmente quiere decir es “nosotros somos tan humanos como ustedes, no nos pueden tratar así, no nos pueden marginar de esa manera”. Y para eso despliega toda esta teoría, muy sólida, donde tiene todo documentado con pasajes de la Biblia, con una ruta de ese pueblo que pasa por Asía hasta llegar a América, teoría que le va a permitir decir: ésta es la prueba de que somos tan humanos como ustedes.
P.: ¿Cómo llega a un protagonista tan pleno?
F.M.S.: Surge de una persona real, el presbítero Manuel Molina, un mestizo chono muy querido en la provincia de Santa Cruz. Yo llego a él a través de Bruce Chatwin, que “En la Patagonia” menciona un presbítero que le cuenta cosas de la Patagonia, muchas muy delirantes, y una es la presencia de bestias unicornias. Investigando encuentro un informe de ese presbítero que, basándose en pinturas rupestres existentes, sostiene que en la megafauna patagónica existían esos animales. Unos unicornios que no tienen nada que ver con los animales idealizados que estamos acostumbrados a ver sino con míticas bestias patagónicas. Es en esa bestia que Manuel Molina encuentra un emblema de la esencia del pueblo tehuelche. A partir de ahí comienzo a construir al personaje, tomándome todas las libertades. Es el libro que más tiempo me ha llevado escribir, tanto por la investigación como por el desafío estilístico, por el equilibrio entre la información, dado que es una ficción que está muy documentada, y la potente emotividad de lo que se cuenta.
P: “Los hombres más altos” es su tercera novela sobre la Patagonia.
F.M.S.: La primera fue “Patagonia iluminada” una novela juvenil que es mi bestseller y después vine “Bestias afuera”, pero “Los hombres más altos” es el inicio de una trilogía, le sigue una nouvelle sobre los peones indígenas en las estancias, donde yo aparezco como un personaje. La tercera, “Patagónicos”, es un ensayo histórico y autobiográfico, es la historia de mi familia que llega a la Patagonia en 1910, que me sirve de plataforma para hablar de todos los conflictos, muchos tienen que ver con los pueblos originarios pero también es la historia de los colonos, la evolución de la Patagonia desde los territorios nacionales. Este corpus que irá saliendo será mi contribución a la literatura patagónica.