LA HABANA, Cuba. – Luego de una producción millonaria con la película “Plantados”, el director Lilo Vilaplana, sin quitarse el polvo del camino, se lanza con la realización de “El Caballo”, con lo que ayuda a mover a los excelentes actores cubanos radicados sobre todo en Miami.
Ambos elencos se componen de actores y actrices de la diáspora, que están esparcidos por el mundo e intentan encaminar sus vidas y sus artes. Quizá sea esto también otra de las grandes emociones, volver a juntar a artistas talentosos errantes, amados por el pueblo cubano que, de una u otra manera, salieron de Cuba a buscar sueños económicos, profesionales y de libertad. Muchos de ellos pensaron que la oportunidad de hacer cine estaba muy lejana, hasta que Lilo tocó sus puertas.
Con mucho profesionalismo y ubicando locaciones que ayuden a pensar los hechos en Cuba, Lilo nos ofrece una historia que cada cubano conoce bien, tanto por experiencia personal como por la de algún familiar o conocido. El filme reconoce esa actitud antagónica de anhelar ingerir carne de res y saber que en el acto mismo se comete una ilegalidad, pues por comprarla en “bolsa negra”, única vía para obtenerla, te podrían condenar a prisión por varios años.
Sin embargo, el cubano a través de su vida, en estas seis décadas de prohibiciones, calamidades y persecuciones, donde todos somos culpables hasta que no se demuestre lo contrario, hemos aprendido a convivir con ese miedo pegado a los huesos, por lo que no hay manera de escapar de esa ansiedad del vigilado que vemos en pantalla, y que tanto nos recuerda a nosotros mismos.
Y no puede escapar, en medio de esa barahúnda existencial de pueblo que lucha por la subsistencia y que aparece al fondo, como en esas grandes obras donde lo importante apenas se ve y que solo pasa como una sombra inexacta que se desdibuja con la trama central, la del opositor a la dictadura y los desmanes contra él. Un acto de repudio de los oportunistas y el abuso policial.
Uno de esos actores talentosos y de mucho éxito en Cuba que participaron en la película fue el recién fallecido Abel Rodríguez, quien participara en varias de estas aventuras con Lilo desde sus tiempos en Bogotá, Colombia, y que su prematura partida solo nos deja con el consuelo de sus recientes actuaciones para cine en “Plantados” y “El Caballo”.
Para mi gusto, una de las escenas icónicas en “Plantados”, una actuación que me exprime el interior, es la de Abelito cuando les dice a los otros plantados que no puede acompañarlos en una determinada protesta pues existe el chantaje que le impediría ver a sus hijas tras varios años de no permitírselo. Camina hasta la claraboya y el sol lo alumbra, un silencio conmovedor en los demás hombres que lo miran con ese dolor evidente que solo causa la humillación y la injusticia. Así siempre lo voy a recordar, cuando por varios segundos se robó la pantalla para la eternidad.
Esto me recuerda que la última actuación del maravilloso actor leyenda Reynaldo Miravalles también fue la producción de Lilo “La casa vacía”, junto a la también leyenda del cine y la televisión cubana Susana Pérez. Momentos que siempre tendremos que agradecerle al director Lilo Vilaplana, que no olvida las temáticas históricas, sensibles y ocultas, que ha logrado sacar a la luz pública para que muchos cubanos no olviden y el mundo conozca.
Como mismo ocurrió con la película “Plantados”, el filme “El Caballo” ha ido pasando de una a otra memoria flash en el archipiélago cubano. Algo así como los llamados Samizdat en la Unión Soviética y demás regímenes del bloque comunista, aquellos libros prohibidos por los gobiernos totalitarios que los lectores se pasaban con la cubierta forrada con alguna página de revista pro-socialista. Pero ya los tiempos han cambiado, la internet ha revolucionado las mentes y, por mucho que la dictadura persiga a sus ciudadanos, las redes permiten un resquicio de libertad que no pueden apagar las voces de tantos que claman por sus derechos individuales.
Y es cierto que estos materiales fílmicos brindan, además de un conocimiento histórico para que los cubanos y el mundo sepan las atrocidades que se cometieron y se continúan ejerciendo contra aquellos que piensan diferente, una esperanza basada en las personas que no olvidan y se preocupan por el destino y la suerte de los que habitan la Isla.
Varios proyectos ya están preparados. Este año se comienza en la preproducción de la película “Plantadas”, los horrores que le cometieron a las mujeres, pero creo –estoy seguro– que con ellas fueron más severos y abusadores que con los hombres. La película está basada en el testimonio de mujeres gloriosas que cumplieron cárcel por muchos años, donde fueron torturadas, al punto de no reconocer a sus hijos cuando se los presentaban delante.
Se estima que para finales de este año 2022, ese filme estará en los cines de Miami. Y esperemos que en cada presentación logremos concientizar, siempre a través del arte, que los cubanos merecen la libertad definitiva. Los artistas estamos comprometidos con esa libertad, y Lilo Vilaplana así lo ha demostrado a través de muchos años, exponiendo el carácter asesino del régimen de Fidel Castro, continuado luego por su hermano Raúl y ahora por Miguel Díaz-Canel. Como bien ellos dicen, “son continuidad” de la barbarie, de la censura y el abuso constante para todos los que exigen sus derechos.
En días recientes se supo que Lilo ganará su segundo Emmy con el capítulo “Ya viene llegando” sobre la vida del cantautor cubano Willy Chirino, de la serie “Leyendas del exilio”, que se suma al premio del público en el pasado Festival de Miami, lo que nos llena de júbilo y asegura la siembra de futuras producciones. ¡Bienvenidas sean!
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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Fuente Cubanet.org