Problemas con las notificaciones, con la localización de bienes, insolvencias «sobrevenidas»… Ejecutar una sentencia cuya condena es una obligación de pago se convierte en muchas ocasiones en una empresa imposible. Tanto es así que un estudio de Sigma Dos para el Consejo General de los Procuradores concluye que solo una de cada cuatro sentencias se llega a ejecutar en tiempo y forma. Las otras tres o lo hacen con retraso o nunca llegan a hacerlo, con lo que eso implica para quien cree haber encontrado reparación en la justicia y se da de bruces con la burocracia de un sistema sumamente lento e ineficaz. Lo cierto es que la ejecución de las sentencias traspasa el ámbito individual para impactar de… Ver Más
Fuente ABC