El ‘cerebro’ de la M-30 es un lugar extraño, alejado del Madrid de anuncio. A las puertas de Entrevías se abre paso un pequeño complejo por el que cada día circulan un millón y medio de vehículos, al menos a ojos de las 1.700 cámaras que vigilan la carretera de circunvalación más transitada de España. El color rojizo, en apariencia oxidado, de su cara exterior contrasta con la futurista sala de máquinas: seis mesas, dieciocho pantallas y otros tantos ordenadores conforman la médula espinal de un espacio donde no hay lugar para la improvisación. Levantado mientras Dulcinea y Tizona, las dos tuneladoras más grandes del mundo, soterraban hace quince años un total de 40 kilómetros del trazado, el centro de… Ver Más
Fuente ABC