Espaldarazo del Eurogrupo a España en plena polémica por la reforma laboral y el reparto de los fondos de recuperación. Su presidente, el irlandés Paschal Donohoe, ha avalado la nueva normativa para el mercado de trabajo, aprobada de una forma esperpéntica el pasado jueves, y la gestión que está haciendo el Gobierno con el dinero que ya ha llegado de Bruselas.
Tras una reunión con la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, Donohoe ha dado las gracias al Ejecutivo español por la reforma laboral, ya que, considera, “va a contribuir a la recuperación” de la economía tras el impacto de la pandemia. La reducción de la temporalidad, que centra los cambios en la nueva norma, es una de las condiciones que ha puesto Bruselas para liberar la segunda fase de los fondos Next Generation. En el caso de obtener el visto bueno de la Comisión, los 12.000 millones empezarían a llegar en el segundo semestre.
La primera parte, de unos 10.000 millones, ya se liberó en diciembre, aunque los criterios para su reparto han sido criticados por la oposición. Preguntado sobre el asunto, el presidente del Eurogrupo ha recordado que nuestro país ha sido el primero en recibir las transferencias de Bruselas, tras una evaluación “muy positiva” de la Comisión. “Me impresionó el contenido del plan de España”, ha reconocido Donohoe.
Calviño: “Hay que asegurar que los ritmos de consolidación sean compatibles con la creación de empleo”
El presidente del organismo que reúne a los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro ha visitado España con motivo de la ronda de contactos para la reforma de las reglas fiscales del bloque y los avances hacia la ansiada unión bancaria. La sintonía con Calviño en ambos aspectos ha quedado patente durante la rueda de prensa posterior al encuentro, pese a que Donohoe forma parte del Partido Popular Europeo.
La ministra de Asuntos Económicos considera que los países del euro tienen que jugar un papel protagonista a la hora de fijar sus objetivos fiscales para no repetir los errores del pasado, en referencia a la austeridad impuesta tras la crisis de 2008: “Hay que asegurar que los países puedan definir sus ritmos de consolidación de forma que sean compatibles con un crecimiento sostenible y la creación de empleo”. De la misma manera, el presidente del Eurogrupo ha abogado por alcanzar un “equilibrio” entre la reducción del endeudamiento y la financiación de la inversión y el crecimiento.
Está previsto que las actuales normas, suspendidas en 2020 con motivo de la pandemia, se actualicen a lo largo de este año, a partir de una propuesta inicial de la Comisión Europea que llegará en marzo.
España defiende una reforma “realista y pragmática”, ha dicho la ministra, ya que considera que, a diferencia de lo que ocurrido durante la Gran Recesión, los desequilibrios fiscales de los países no se puede atribuir a sus políticas, sino a la irrupción del coronavirus: “El actual ratio de deuda pública respecto al PIB es mucho mayor en todos los países europeos ahora que antes de la pandemia. Por eso los planes para reducir la deuda tienen que ser adaptados a esta nueva realidad”. En la misma línea, Donohoe ha abogado por el pragmatismo y el consenso ante las diferentes sensibilidades de los estados miembros.
Nacho Alarcón. Bruselas
Según el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, las capitales deben mantener su déficit por debajo del 3% y su deuda pública no debe superar el 60% del PIB. En principio, las reglas fiscales se reactivarán en 2023, pero no en los mismos términos. El debate es intenso. El presidente francés, Emmanuel Macron, que afronta unas elecciones presidenciales en abril, quiere que haya avances pronto. Junto a otros países, como Italia o España, aboga por una flexibilización de las mismas, con modificaciones como que las inversiones en transformación digital y verde no computen como déficit.
En ese contexto, los estados miembros piden claridad a Bruselas. “No hay tiempo que perder”, ha reivindicado Calviño. Donohoe se ha comprometido a intensificar la ronda de contacto con las capitales durante las próximas semanas y a que los estados miembros tengan suficiente margen de maniobra para trasladar las guías de la Comisión a sus proyectos presupuestarios para 2023.
Ambos mandatarios han abogado por una visión amplia, más allá de la cifra que se establezca para el límite de deuda. “Tenemos que ver cómo podemos asegurar que podemos absorber la deuda de la pandemia de forma que sea compatible con el crecimiento, el empleo y la recuperación. No es una cuestión técnica“, ha remarcado Calviño.
Pero la salida de la crisis afrontar varias amenazas, con todas las miradas puestas sobre la inflación. La ministra de Asuntos Económicos ha reconocido que la subida de precios ya está impactando sobre las previsiones y la economía real, especialmente con motivo la crisis energética, aunque se ha mostrado optimista sobre su evolución. El presidente del Eurogrupo, por su parte, cree que la situación se empezará a estabilizar a finales de año.
El incremento de los precios anticipa un cambio en la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), con una posible subida de tipos en el horizonte, que ya ha disparado los bonos y la prima de riesgo. Pero Calviño no está preocupada: “Los tipos de interés medio seguirán bajando”, ha dicho, en referencia al posible encarecimiento de las colocaciones del Tesoro. Hasta ahora, las recetas expansivas de Fráncfort han sostenido la deuda, pero un giro de timón en ese ámbito y el regreso de las normas fiscales supondrían un cambio radical en los planes de impulso económico del Gobierno.
Fuente El Confidencial