La oleada de ataques a machetazos acaecida en Madrid en una noche aciaga de sábado deja dos preocupantes lecturas: por un lado, la violencia de las bandas juveniles o latinas, con estallidos puntuales pero de funestas consecuencias; y por otro, el ‘modus operandi’ de estos grupos, cada vez más anárquicos y despojados de la obediencia ciega a sus líderes. Pequeñas facciones dentro de bandas como los Dominican Don’t Play (DDP) o Trinitarios, que ni siquiera se conocen entre sí y que deciden atacar por su cuenta para ganarse el respeto a oídos del resto de miembros. Las ‘caídas’, en el argot, salir a la caza indiscriminada de supuestos pandilleros rivales en zonas ‘dominadas’ por sus enemigos, son el principal caldo de cultivo para dar rienda suelta a sus impulsos violentos. Y no iba a ser menos este último fin de semana. Al menos tres de las cinco reyertas, en San Fermín (Usera), Montecarmelo (Fuencarral-El Pardo) y el viernes en el barrio de la Concepción (Ciudad Lineal), se habrían desatado por esta peligrosa vía. En la más grave, la que acabó con la vida de Diego F. L., colombiano de 25 años, en un parque junto a la calle de San Ruperto, una turba de DDP llegados de Villaverde abordaron al joven y sin mediar provocación la emprendieron a golpes. Minutos antes, la víctima había sido vista junto a otros amigos, por lo que no queda claro si fue agredida sola o en compañía de más personas. Sea como fuere, lo cierto es que este tipo de incursiones siempre se realizan por sorpresa, en superioridad numérica y con un buen puñado de armas encima. Dos individuos, un español de origen sudamericano de 20 años y un ecuatoriano de 27 años, fueron detenidos en las inmediaciones del lugar. Un enclave que ya fue escenario en abril del año pasado de una agresión similar que casi le cuesta la vida a un menor de 14 años. Entonces, un grupo de ocho o nueve pandilleros atacaron al adolescente, de origen marroquí, y a un amigo de este, de 19 años, también a navajazos. El pequeño, que fue trasladado en estado grave al hospital Doce de Octubre, presentaba una herida profunda en el hombro izquierdo, otra muy profunda en la cara, dos más incisas en la cabeza y la semiamputación de la mano izquierda. Y a solo unos metros, los atacantes dejaron tirado al mayor de edad tras asestarle tres puñaladas, dos de ellas en la espalda y una tercera de carácter penetrante en la cara, por las que tuvo que ser conducido grave al mismo centro hospitalario. Al igual que ahora, los investigadores barajaban la venganza como principal hipótesis tras un enfrentamiento previo entre Trinitarios y DDP. Aunque no siempre la violencia se reduce al ámbito de estos grupos. El hecho de que buena parte de los ataques se realicen de forma indiscriminada provoca que algunas de las potenciales víctimas sean golpeadas por error; por estar, literalmente, en la hora y lugar equivocados. Por ello, los agentes trabajan en identificar al resto de implicados y esclarecer así su posible relación con las bandas. Dos horas antes del crimen en Usera, una decena de personas con machetes irrumpía en mitad de un botellón de un grupo de menores al norte de la capital, en un parque del barrio de Montecarmelo. A su paso, dejaban herido a un joven de 17 años con varias lesiones por arma blanca en la espalda y la zona lumbar. Por fortuna esta vez los sanitarios del Samur-Protección Civil pudieron estabilizarlo y trasladarlo en estado grave al cercano hospital de La Paz. No obstante, en una carta remitida por la delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González, al consejero de Presidencia, Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid, Enrique López, se descarta que esta agresión esté relacionada con tribus urbanas. Un reguero de sucesos de la misma índole que comenzaba la noche del viernes en un parque del barrio de la Concepción. El Calero, punto habitual de reunión de bandas latinas, registraba un desigual choque entre dos grupos, el mayoritario de 14 personas y el emboscado de solo 4. Los facultativos del Samur atendieron a uno de los implicados, del bando minoritario, por una herida penetrante en el hemitórax izquierdo que precisó de la colocación de un tubo de tórax, entre otros cortes. Fue conducido con preaviso al hospital Gregorio Marañón, donde permanece detenido al pesar sobre él una orden anterior de busca y captura. De las cinco reyertas, la de Parla y la de Montecarmelo son las únicas que no están ligadas a un enfrentamiento entre bandas juveniles. Los agentes de la Policía Nacional creen que los dos apuñalados en la localidad parleña, un marroquí de 24 años y una española de 16, se vieron envueltos en una disputa en el interior de un local de ocio nocturno. Mientras, la agresión que truncó la vida de Jaime G. M, de solo 15 años, a las puertas del Independance Club en la calle de Atocha, sí que guarda relación aunque no fuera una ‘caída’ lo que desatara el mortal ataque. La zona, céntrica y muy frecuentada, hace indicar que el grupo agresor podría haber salido sin intención de cazar, lo que no quita que fueran armados y en busca de problemas.
Fuente ABC