Había una vez, en un pedazo del barrio de San Blas, una plaza arbolada enclavada entre edificios, con bancos de madera y un colorido parque infantil. Había, porque el paso del tiempo ha convertido el lugar en un espacio desaliñado y plagado de suciedad. «Cuidado con la caca, cuidado, es una mina de cacas», avisa Nati, que durante 48 años ha bajado a la plaza, con sus hijos y después con sus nietos, al punto de reunión de las ocho torres de pisos que la circundan. Nati es vecina y también barrendera, por una cuestión de nomenclatura urbanística. La plaza es una de las 284 zonas interbloque de la capital, los puntos que nadie quiere limpiar. Las llamadas «zonas de… Ver Más
Fuente ABC