
“No es posible que el país que descubrió las mayores reservas de petróleo del siglo XXI esté importando gasolina. Tenemos que ser refinados. ¿Qué está pasando con la política actual de Petrobras? Estamos exportando crudo e importando gasolina de Estados Unidos en dólares”, escribió.
El expresidente de izquierda, que dio un impulso a Petrobras como marca insignia del país durante sus gobiernos (2003-2011) retomó así su postura frente a la dolarización de los precios de los combustibles en Brasil.
Ya la semana pasada, Lula da Silva había anticipado que, de volver a ser electo, no mantendría el precio dolarizado de los combustibles.
Las fluctuaciones en los precios de la nafta, el diésel y el gas dependen en gran medida de Petrobras, que los fija en función del valor del producto en el mercado internacional.
En 2021, los combustibles subieron alrededor de un 50% en Brasil, impulsados por la revalorización del crudo y la fuerte apreciación del dólar estadounidense frente al real, convirtiéndose en un dolor de cabeza para el actual mandatario Jair Bolsonaro.
Ello también empujó la inflación, que cerró el año pasado en el 10,06 %, la tasa más alta desde 2015.
Bolsonaro acusó una y otra vez de ello a los gobernadores y sus políticas de restricciones de actividades como consecuencia de la pandemia de coronavirus.
En diciembre pasado, cuando el mercado mostró sus reparos en apoyar su candidatura a la reelección, coqueteó con un plan para privatizar Petrobras.
Actualmente defiende, junto a su base aliada en el Congreso, la idea de reformar la Constitución para poder administrar directamente el precio de los combustibles y los impuestos que lo gravan, una medida calificada de electoralista por los analistas.
Fuente Ambito