
Más del 55% de las importaciones alemanas de gas proceden de Rusia. El suministro de gas a Europa se ha convertido en una herramienta de presión para el presidente ruso Vladímir Putin, aunque hasta ahora, el gobierno del canciller Olaf Scholz afirmó que el “suministro estaba garantizado”.
Pero según un informe del ministerio de Economía y Clima, las reservas a un nivel del 40% no permitirán hacer frente a siete días de temperaturas glaciares. “Si el conflicto con Ucrania se agrava y Rusia suspende el suministro a Alemania, nos enfrentaremos a una nueva crisis del gas. Los precios seguirán aumentando, con lo que esto representa para los consumidores y la economía en su conjunto”, advirtió el instituto de economía DIW de Berlín en un informe a finales de enero.
Días atrás, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el canciller alemán, Olaf Scholz se reunieron para, entre otros asuntos tratar la crisis en la frontera ucraniana y no coincidieron en los pasos a seguir respecto al muy controvertido gasoducto Nord Stream 2.
“Si Rusia invade Ucrania, eso significa tanques o tropas cruzando la frontera de Ucrania nuevamente, entonces ya no habrá más un Nord Stream 2. Le pondremos fin”, aseguró Biden acerca del gasoducto que une a Rusia con Alemania, que ya ha sido construido pero aún no entra en funcionamiento.
Pero el presidente estadounidense no precisó como Estados Unidos cortaría la infraestructura submarina en caso de que Berlín se oponga. “Les prometo que lo lograremos”, declaró únicamente.
A su lado durante la conferencia de prensa conjunta, el canciller alemán fue mucho menos claro sobre hasta dónde estaría dispuesto a llegar para castigar al gobierno de Moscú, si despliega un ataque de sus más de 100.000 tropas concentradas en la frontera con Ucrania por órdenes del presidente ruso, Vladímir Putin.
Estados Unidos y Alemania están “absolutamente unidos” en cuanto a las sanciones que se deben imponerle a Rusia en caso de agresión, indicó Scholz, aunque evitando mencionar el gasoducto con nombre propio. Agregó que no hay que “poner sobre la mesa” todas las represalias posibles desde un inicio.
La cuestión de Nord Stream 2 pesa desde hace años sobre las relaciones entre Washington y Berlín, pero tomó otra dimensión con la crisis en Ucrania. Estados Unidos señala desde hace tiempo que esta infraestructura ofrecería a Moscú un argumento energético y estratégico demasiado importante. Sin embargo, Biden se dejó convencer el año pasado por la canciller Angela Merkel de suspender sanciones estadounidenses que pesaban sobre el proyecto.
Fuente Ambito