HOLGUÍN, Cuba.- “La primera receta es pollo entero asado, relleno de vegetales”. Son las 12:30 del mediodía del domingo y en el canal Cubavisión empieza Entre recetas.
Un pollo de dos a tres kilogramos, pimiento, cebolla, ajo, zanahoria, acelga, col, salsa de tomate están entre los ingredientes que son, justamente, los más escasos en los mercados de Cuba.
“El pollo es una de las carnes más saludables y si le sumamos verduras cocidas en su propio jugo es un plato doblemente saludable y exquisito”, explica Claritza Cruz Pupo, la joven conductora del programa televisivo.
“¿Dónde vive ella? ¿No sabe que en este país hay escasez de comida? El pedacito de pollo por persona que apenas alcanza lo distribuyen mensualmente y a veces falla. Cuando lo venden tenemos que estar varias horas en las largas colas con el riesgo de contagio de COVID-19. Otros programas lo dedicaron al helado de guayaba, cuando en el mercado no había ni guayaba, ni leche en polvo ni leche fluida, los dos ingredientes principales. Ella primero tiene que ver la oferta en los mercados para después hacer el programa”, dice a CubaNet Reynaldo, un jubilado que espera la llegada de algún producto al mercado de la calle Mártires de la ciudad de Holguín, que exhibe sus estantes vacíos con las cajas de plásticos viradas.
“Imagino a los realizadores exprimiéndose los sesos para ofrecer una receta con los ingredientes en existencia o asequibles. Pero en la cocina de la mayoría de los cubanos, cuando no falta una cosa, falta la otra”, opina una señora que también está en la cola.
La despedida habitual de la conductora: “espero que estas recetas hayan sido provechosas” se interpreta como una ironía: “Ella no vive en Cuba o su marido es un gerente que todo se lo resuelve. Sería bueno que nos dijera cómo mejorar el sabor del picadillo que nos vende el Gobierno por la libreta de racionamiento”, reclama la señora.
Un señor en tono sarcástico dice: “seguro tiene familia en el extranjero que le manda dinero para comprar en las tiendas MLC”.
El cerdo agridulce fue otra de las recetas criticadas. Cebolla, frutabomba, piña y puré de tomate están entre sus ingredientes, algunos en falta y otros inaccesibles por su elevado precio. Solo la carne de cerdo se comercializa a 180 pesos la libra, en un país donde la pensión y el salario mínimo son 1 528 y 2 100 pesos, respectivamente.
El espacio ha creado malestar. Las recetas mostradas utilizan ingredientes que el salario promedio no alcanza a comprar. Otros ingredientes son deficitarios o solo se pueden adquirir en las tiendas MLC, moneda a lo que solo una minoría accede.
Los ingredientes, la lujosa cocina y los sofisticados utensilios que muestra el programa televisivo, calificado de elitista y destinado a los dirigentes, sus familias y a una clase pudiente, están fuera del alcance de la mayoría de los cubanos agobiados por el déficit habitacional, el mal estado de la vivienda y la escasez de alimentos.
Las escenas de mercados desabastecidos o con un solo producto a la venta y largas colas se repiten por todo el país.
Los cubanos, que han sufrido escasez de alimentos por años, han visto como la situación se ha agravado a medida que la economía del país, controlada por el Estado, se ha sumido en una crisis más profunda desde la llegada de la COVID-19.
El ritmo del colapso económico parece ahora haberse acelerado. El síntoma principal del problema es una severa escasez de comida.
Cuba es un país que no produce suficientes alimentos para abastecer a su población y necesita comprarlos en el exterior en dólares o euros principalmente.
Pero desde hace algunos meses, con sus principales fuentes de ingreso a la baja y sin acceso a mercados financieros internacionales, el Estado cubano tiene más dificultades de las habituales para disponer de divisas.
Las 63 medidas para mejorar la agricultura han sido un fracaso, casi un año después de aprobadas por el Gobierno.
Así lo reconoce una caricatura publicada en un medio oficialista donde se observan las medidas escritas en un papel que está sobre un plato vacío entre un cuchillo y un tenedor.
En la actualidad, prácticamente todos los productos de consumo cotidiano están sometidos a algún tipo de racionamiento. En un país que se enorgullecía de haber erradicado el hambre, el gobierno recurrió a donaciones del Programa Mundial de Alimentos (PMA) para garantizar la disponibilidad de frijoles, arroz y aceite en cinco provincias del oriente, como explicó la organización en un informe.
Una cultura culinaria frenada por más de 60 años de escasez que ha obligado a los cubanos a una dieta desbalanceada y anémica.
El problema parece no tener solución a corto plazo. En estos días la ministra de Comercio Interior (MINCIN), Betsy Díaz Velázquez, anunció que continuarían las carencias de productos básicos normados como la leche y el azúcar.
Justificó el déficit con la no llegada al país de las cantidades necesarias de leche en polvo y la tardía arrancada de la zafra azucarera; sin hacer críticas directas a la ineficiencia gubernamental como responsable de la crisis.
Aunque no se refirió a la escasez de aceite de cocina, este producto en los últimos días no aparece ni en las tiendas en MLC.
En medio de la escasez, transmitir un programa de cocina en Cuba sería un sacrilegio. Sin embargo, los espacios culinarios de la televisión cubana insisten en ofrecer recetas con productos inalcanzables para la mayoría.
A inicios de año, Entre recetas dedicó un programa a la confección de postres caseros que incluía la leche entre sus ingredientes. “Mija, dónde está la leche en polvo, eh?”, reclamó una usuaria en el perfil de Facebook del programa donde se publican las recetas.
Por su parte, Geyma Cruz preguntó: “¿Dónde puedo comprar el pollo entero y demás ingredientes que se necesitan si no hay en las tiendas de moneda nacional? En las tiendas en MLC solo lo pueden comprar aquellos con familia en otros países. Que lástima me daría que mis hijos vieran el programa y me pidieran que les hiciera esa receta y yo abra mi refrigerador y no tenga nada. En fin, una burla más del comunismo para su pueblo”.
Mientras, otro forista opinó: “Todo muy rico y especial, pero sin ofender, en Cuba la mayoría no tenemos acceso a nada de lo que tienes en tu cocina de Masterchef. Esa es la realidad. En este país para cocinar tus recetas, por muy simples que sean, hay que comprar los productos en las tiendas en MLC y a veces ni allí los hay”.
Jorge Guerra también se lamentó de no poder cocinar en su casa muchas de las recetas ofrecidas en el programa “por la inexistencia de muchos de esos productos”. Sin embargo, fue optimista: “habrá que repetir estos programas el día que todo mejore”.
Una cocina de lujo
Y como si la escasez y la carestía de los ingredientes que forman parte de las recetas fuera poco, el programa exhibe un moderno fogón de inducción incrustado en una reluciente e impecable meseta de una cocina donde todo es lujo, incluyendo los sofisticados utensilios que no se ofertan en ninguna tienda en Cuba.
“¿La cocinera los compró en Rusia o se los trajo un familiar del extranjero? El programa nos baja la autoestima y nos da como única solución irnos del país como la única forma de tener acceso a los ingredientes y la cocina que utilizan”, dijo Isabel Méndez, una joven vecina del reparto Piedra Blanca, que lo calificó de irrespetuoso y una burla al pueblo cubano. “¿Es un programa fantástico o de ciencia ficción?”, pregunta muy en serio Luis, el esposo.
“Cuando va a empezar el programa yo le digo a Isabel que traiga el plato vacío para ponerlo frente al televisor a ver si algún día sale un poquito de comida y cae en el plato”, dice Luis con sarcasmo.
Más que una intención de brindar soluciones culinarias a la dieta anémica de los cubanos, muchos piensan que detrás de las recetas existe la intención marcada de mantener el programa al aire como parte de la campaña del régimen de mostrar una Cuba que no existe y ocultar las carencias causadas por la ineficiencia gubernamental.
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Fuente Cubanet.org