Por Yosef Cohen –Especial Total News Agency-TNA-
Mansur Abás debería recibir elogios por su reconocimiento público de Israel como Estado judío; pero no, lo que está recibiendo son amenazas. Procedentes de árabes y palestinos que jamás aceptarán la existencia de Israel.
“Israel nació como un Estado judío, esa fue la decisión del pueblo, y seguirá siendo un Estado judío”, dijo Abás.
En primer lugar, Mansur Abás no “llamó” al pueblo palestino a reconocer a Israel. Simplemente destacó el hecho de que Israel “nació como un Estado judío” y que “seguirá siendo un Estado judío”.
Segundo: no hay conexión entre aceptar la identidad judía de Israel y [el estatus de] los santos lugares islámicos, incluida la mezquita de Al Aqsa, radicada en Jerusalén. Es más, desde 1967 Israel ha permitido a las autoridades religiosas islámicas tener control exclusivo sobre la mezquita y otros santos lugares islámicos de la ciudad.
Llamativamente, desde la reunificación, en el mismo 1967, Jerusalén se ha convertido en un refugio para la coexistencia y la revitalización de las manifestaciones religiosas y culturales de todos los credos. La libertad de culto en todos los santos lugares está garantizada para los fieles de las tres religiones monoteístas.
Según los propios palestinos, el pasado 31 de diciembre 50.000 musulmanes acudieron a la oración del viernes en Al Aqsa. ¿Cómo encaja eso con la denuncia de que la aceptación de Israel como Estado judío “atentaría contra el estatus de la bendita mezquita”? Nadie en Israel ha dicho jamás que quiera que los árabes y los musulmanes reconozcan a Israel como Estado judío para así poder negarles el acceso a la mezquita.
Curiosamente, la falsa acusación palestina de que Israel pretende “dañar” la mezquita de Al Aqsa se produce al tiempo que los palestinos han intentado en dos ocasiones meter fuego a la Tumba de José en Naplusa (Nablus), sólo porque la frecuentan feligreses judíos. Los ataques fueron abortados en el último momento por las fuerzas de seguridad palestinas, según se ha informado en la propia prensa palestina.
No sería la primera vez que los palestinos atacaran y vandalizaran el lugar. En varias ocasiones han atacado además a los fieles judíos y a los soldados que los escoltan.
En tercer lugar, la afirmación del liderazgo palestino de que el reconocimiento de Israel como Estado judío “entra en contradicción con la religión y la historia” debería ser analizado en el contexto de la negación palestina de cualquier presencia judía en Jerusalén. Hace bien poco volvió a incidir en ello el primer ministro de la AP, Mohamed Shtayeh:
Estamos en las afueras de la capital eterna, la joya de la corona, el punto donde se encuentran el cielo y la tierra. Jerusalén tiene antigüedades cananeas, romanas, islámicas y cristianas y es sólo de ellos, nadie más dejó rastro alguno en ella.
Interesantemente, mientras la AP dice que se opone con contundencia a la idea de que Israel sea un Estado judío, no tiene el menor problema en identificarse como “árabe” e “Islámica”.
Artículo 1 de la Ley Básica (constitución) Palestina: «Palestina forma parte del mundo árabe, y el pueblo palestino forma parte de la nación árabe”.
Artículo 4: «El islam es la religión oficial de Palestina. Los principios de la sharia islámica serán una fuente legislativa fundamental”.
En resumidas cuentas: los palestinos están diciendo que Israel no tiene derecho a considerarse un Estado judío, pero que ellos tienen todo el derecho del mundo a etiquetar a la AP como “árabe” e “islámica”.
Hamás, el movimiento islamista palestino que no reconoce el derecho de Israel a existir, también ha denunciado a Mansur Abás por reconocer a Israel como Estado judío:
Las declaraciones del miembro de la Knéset israelí [Mansur Abás], en las que expresó su reconocimiento del sedicente Estado judío, no es sino una clamorosa decantación por la narrativa sionista.
Hamás cuya carta fundacional está trufada de antisemitismo desembozado y de compromiso con la destrucción de Israel por medio de la yihad (guerra santa). Como la AP, Hamás quiere establecer un Estado palestino en el que la sharia sea fuente de legislación.
No son sólo los palestinos los que consideran el islam su “forma de vida”. Hay 56 países en los que el islam desempeña un papel relevante. Muchos de ellos lo tienen como religión de Estado. Las Constituciones de países como Egipto, Kuwait, Arabia Saudí, Siria, Túnez, Argelia, Omán y el Yemen los definen como Estados árabes en los que el islam es la religión oficial. Pero eso no impide a los 22 miembros de la Liga Árabe respaldar a los palestinos en su rechazo a la consideración de Israel como Estado judío.
Merece la pena tomar en consideración esta extrema hipocresía: los árabes (y los palestinos) siguen con su consolidada política de definir sus países como “árabes” e “islámicos”, pero niegan a Israel el derecho a referirse a sí mismo como lo que siempre ha sido: el Estado judío.
Esto no le viene bien a ningún proceso de paz entre los palestinos e Israel que la Administración Biden vaya a querer revivir.
Quienes se niegan a reconocer a Israel como Estado judío están de hecho admitiendo que no creen en su derecho a existir.