El pasado martes, a las 05.24 horas de la madrugada en España, saltaban las primeras alarmas. El pesquero gallego Villa de Pitanxo, un moderno buque de altura con base en Marín (Pontevedra), lanzaba dos alertas desde el Gran Banco de Terranova, a unos 460 kilómetros al este de las costas de Canadá. No se supo más. Cuando dos pesqueros que faenaban en las proximidades lograban llegar a la zona sólo encontraban dos balsas, una con tres supervivientes y otra con cuatro cadáveres. El naufragio, según las primeras hipótesis tuvo su origen en el fallo de los motores, que dejaron al buque a la deriva, a merced de las olas. En ese momento, las redes no habían sido recogidas y las compuertas permanecían abiertas. Un nuevo golpe de mar inundó los compartimentos de la popa, el golpe definitivo para la estabilidad del barco, que se hundió con rapidez. De la tripulación, formada por 24 pescadores, sólo han sobrevivido tres, nueve han muerto y 12 han desaparecido.
Fuente ABC