Nacido hijo de un oficial de la Legión en Sidi-Ifni, capital del África española que tantas vidas costó defender, y de nombre de pila Aroldo -etimológicamente «jefe de Ejército»-, que Lázaro Sáenz haya desarrollado una carrera militar de excepción puede considerarse algo así como una profecía autocumplida. No solo porque haya alcanzado el empleo de general de División, a lo que llegan tan pocos. También porque el 28 de febrero se pondrá en el sur del Líbano al mando de 10.300 cascos azules, que son fuerza de interposición desde 1978 entre dos enemigos letales e íntimos: la incendiaria milicia filoiraní de Hizbulá y las patrullas de alta susceptibilidad de Israel, que con celo animal vigilan día y noche los 150… Ver Más
Fuente ABC