La sexta ola del coronavirus parece haber llegado a su fin en España y en la Comunidad Valenciana. La caída generalizada y sostenida de los contagios y las hospitalizaciones registrada durante las dos últimas semanas invitan al optimismo de cara al segundo trimestre del año, en el que se pretenden eliminar el grueso de restricciones que se mantienen en vigor en las diferentes autonomías. En el caso de la Comunidad Valenciana, la incidencia acumulada ha descendido hasta los 1.221 contagiados por cada cien mil habitantes, cuando hace tan solo veinte días superaba los 4.300 puntos. Asimismo, los hospitales ya se encuentran en riesgo medio por camas ocupadas por pacientes con Covid-19, lo que ha permitido a la Generalitat dibujar un escenario más flexible para marzo sin pasaporte covid y con unas Fallas 2022 normales en el horizonte más inmediato. Después de la eliminación de la obligatoriedad de portar la mascarilla al aire libre en toda España, salvo en eventos multitudinarios donde se tendrá que seguir llevando, el Ejecutivo autonómico se ha sumado a la corriente nacional de alcanzar una «nueva normalidad mejorada», que pase por rebajar las restricciones y las cuarentenas actuales. Al respecto, el próximo lunes se celebrará una nueva reunión de la Mesa Interdepartamental para la Prevención y Actuación frente al Covid-19, donde se decidirá la flexibilización de la gran mayoría de medidas vigentes, como el uso del pasaporte covid, que no se prorrogará más allá del 28 de febrero. No obstante, con un porcentaje superior al 91% de la población diana con la tercera dosis de la vacuna administrada, algunos expertos epidemiólogos ya vaticinan cuál será el momento en el que los ciudadanos puedan dejar de utilizar el cubrebocas en espacios interiores, para lo que puede quedar menos tiempo del que a simple vista pueda parecer. Primavera en el horizonte Para el investigador de Fisabio Salud Pública, Salvador Peiró, en primavera se «podrían quitar las mascarillas prácticamente en casi todas las partes», además de poder retirar la gran mayoría de las medidas actuales hasta finales del verano. En ese momento, se deberá evaluar nuevamente el grado de inmunidad de las terceras dosis, la evolución de los contagiados y la posible aparición de nuevas variantes del virus para volver a tomar decisiones restrictivas. Cabe destacar que la transmisión del Covid-19 se ha reducido drásticamente en las últimas semanas, pero «todavía registra cifras altas para poder plantear esta posibilidad» para Peiró. Aun así, cree que si la evolución se mantiene, en los próximos cuatro o cinco meses «tendremos una época de cierta tranquilidad». Cavadas apuesta por otoño El pronóstico del prestigioso cirujano valenciano Pedro Cavadas sobre el fin del uso del cubrebocas en espacios cerrados se marcha hasta la temporada otoñal, ya que no considera posible que se pueda prescindir de él antes del verano de 2022. La peculiaridad es que este vaticinio fue lanzado en octubre de 2020 y, al igual que sus criticados avisos sobre los riesgos de las vacunas y la dificultad de que llegaran a todo el planeta, le ha dado la razón. Por otro lado, el director del Instituto Balmis de Vacunas, Francisco Jiménez, considera que la incidencia acumulada del coronavirus debe reducirse hasta los cincuenta casos por cada cien mil habitantes para comenzar a plantear la supresión de la mascarilla en interiores. En comparación del caso de Dinamarca, donde se ha eliminado la totalidad de restricciones de aforos, horarios y uso del cubrebocas, Jiménez entiende que «todavía es muy pronto», ya que «las distancias sociales no son las mismas». «Es una medida que no es disruptiva ni afecta a la economía», subraya. Asimismo, Salvador Peiró también recalca que portar la mascarilla debe perdurar en el tiempo para las personas sintomáticas, más allá del coronavirus. «Es una costumbre que ha venido para quedarse en pacientes con síntomas y en recintos como hospitales y centros de salud», concluye.
Fuente ABC