¿Cómo se puede ocultar un móvil dentro de la cárcel? Los controles de seguridad a diario hacen que esconder este objeto prohibido resulten complicado, aunque la miniaturización de esta tecnología y el ingenio aprovechado para infringir la ley hacen que se hayan localizado 575 en solo un lustro solo en las prisiones de Alicante, según ha alertado este martes el sindicato Acaip-UGT. En la suela del zapato, en botes de refresco y en productos higiénicos, esas son algunos de los escondrijos más usuales. Esta estadística sorprendente y preocupante se corresponde al periodo 2017/2021, y aunque 2019 ha sido el de mayor número de aprehensiones con 178, se mantiene una línea constante en 2020 y 2021, es decir, durante la pandemia del coronavirus. Por centros, en Alicante Cumplimiento se han confiscado 299 terminales, en Villena el número es de 269 y en el caso del Hospital Psiquiátrico, que alberga internos penados a medidas de seguridad, siete teléfonos. «Desde ACAIP-UGT queremos destacar el trabajo que realizan los empleados públicos penitenciarios para evitar el comercio ilícito de estos elementos prohibidos en las prisiones. En muchos casos, estos teléfonos son utilizados para continuar con la actividad delictiva y sustraerse al control de las comunicaciones», advierten desde el sindicato, sobre los riesgos de que la población reclusa disponga de estos dispositivos. «Se trata de objetos muy cotizados por aquellos internos que tienen restringidas las comunicaciones como los presos por violencia de género, delitos de terrorismo o pertenecientes a bandas organizadas y las relacionadas con el narcotráfico», añaden, acerca del perfil tipo de presos que suelen buscarlos. También detallan que el uso de estos teléfonos puede generar «deudas» entre los internos e «
incidentes
» por el control de los mismos. Debido a esas situaciones, los trabajadores penitenciarios dedican «grandes esfuerzos» al decomiso de estos objetos. «La mayoría se camuflan fácilmente por su reducido tamaño y escapan a los detectores de metales al ser sus componentes de plástico. De hecho, podemos encontrarlos en los lugares más insospechados, como suelas de zapatos, botes de refresco o en productos higiénicos, por lo que es preciso una requisa exhaustiva de los módulos, lo que requiere del personal necesario y de una formación especializada», relatan desde ACAIP-UGT. En definitiva, los móviles perturban el funcionamiento en prisión y dificultan al personal que se pueda cumplir el mandamiento constitucional de reinserción y reeducación, para lo que se requiere una convivencia ordenada. Inhibidores obsoletos
«Son precisos los medios materiales y humanos suficientes, por un lado, para evitar su entrada y, por otro, realizar el control en el interior. Pero todo esto requiere, a su vez, del correcto funcionamiento de los inhibidores de las prisiones y que se adapten a las nuevas tecnologías. Si limitamos las posibilidades de uso, reducimos la utilidad y evitamos el comercio ilícito». reclaman desde este sindicato. Tambioén urgen a una dotación suficiente de recursos humanos e insisten en la necesidad de ocupar todas las vacantes, ya que las nuevas promociones actualmente apenas cubren las bajas vegetativas. «Además, hay que adaptar el organigrama de los centros penitenciarios a las nuevas formas de delincuencia, y redimensionar la relación de pestos de trabajo para ajustarlas a las nuevas funciones. Por eso es preciso retomar la negociación de la Ley de Función Pública penitenciaria para afrontar los nuevos retos a los que se enfrenta la institución», concluyen.
Fuente ABC