LA HABANA, Cuba. – El turismo ruso, principal esperanza de Cuba para reflotar la economía nacional, se irá a bolina. Los programas de desarrollo con créditos en ejecución, los combustibles de urgencia y los envíos humanitarios se ralentizarán o sucumbirán. El alza de los precios del petróleo también afectará a la Isla, aún más cuando hay inestabilidad en los suministros de Venezuela. Los cubanos de a pie no podrán viajar asiduamente a Rusia para surtir de productos el mercado negro.
Las sanciones económico-financieras impuestas a Rusia podrían agudizar la catástrofe en Cuba, carente de liquidez desde hace años, con gran inflación, empresas estatales improductivas y mayores dificultades para aliviar la presión política mediante el éxodo masivo. Así irá in crescendo el descontento popular, que ha sido reprimido bajo el sexagenario pretexto del “bloqueo” (embargo).
Los muertos, heridos, huérfanos, millones de refugiados y la destrucción de la infraestructura de Ucrania han sido abordados como fake news (noticias falsas) en la propaganda de los medios cubanos. Los cálculos de una pronta victoria por la superioridad rusa en armamentos y tropas, así como la certidumbre de que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, huiría despavorido, fallaron.
Nadie debería conjurarse con las demenciales ansias de poder y acciones de Putin y su élite, que serán cuestionadas por los ciudadanos, militares, intelectuales, científicos y empresarios rusos y de otros países.
El Gobierno de Cuba emitió una declaración oficial este 26 de febrero, dos días después de iniciada la invasión. Mientras aboga por una solución diplomática que garantice la seguridad y la soberanía de Rusia (las de Ucrania no importan), repite los argumentos de Putin, al condenar “el empeño estadounidense de la progresiva expansión de la OTAN hacia las fronteras de Rusia”.
Claro que el Gobierno de La Habana no podía condenar a su benefactor Putin, a cuyos enviados personales prometió lealtad recientemente. El último en llegar fue Víacheslav Borodin, presidente de la Duma Estatal de la Federación de Rusia que, poco antes, había aprobado la posposición del pago de la deuda cubana hasta 2027.
Los regímenes de la Isla y Rusia habían elevado sus vínculos con el ingreso de la Isla como observador a la Unión Euroasiática, integrada por Rusia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Armenia, en diciembre de 2020; y un año después con un plan de acciones conjuntas para 2021-2025, en economía, salud, biotecnología, agricultura, tecnología, cultura y deporte. En esos días, Miguel Díaz-Canel intervino por videoconferencia en la Cumbre de la UEE en Kazajistán. Entonces, el gobernante expresó su apoyo a Lukashenko en su supuesta lucha contra los intentos desestabilizadores de Occidente y su unión a los esfuerzos de Putin para frenar el avance de la OTAN hacia las fronteras rusas.
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Fuente Cubanet.org