A Lucia S. Fernández, diputada de la Asamblea regional y portavoz del PP en San Sebastián de los Reyes, le cambió la vida el pasado jueves. Su perro, Pancho, un braco alemán a cargo de su familia desde su nacimiento (hace ahora nueve años) no estaba en la casa de campo familiar que posee en la misma localidad madrileña. La valla estaba rota y el portón metálico de acceso a la parcela, forzado. Esta es la crónica del último robo a la carta sucedido en la región. El miércoles por la tarde, Lucía y su pareja salen de la residencia en la que viven sus dos perros, Pancho y Hugo, de la misma raza. Es el jueves por la mañana cuando su cuñada llega de nuevo a la casa, alejada de cualquier núcleo residencial, y comprueba que alguien ha irrumpido en el recinto por la fuerza. Hugo, muerto de miedo, aparece. No así Pancho, un animal acostumbrado a salir por la zona del río Jarama que por sí solo jamás se habría escapado. Tras comprobar que los ladrones no se han llevado nada más, salen en su búsqueda. Gritan su nombre y tratan de que Hugo reconozca su rastro por el olfato. La acción es infructuosa. De inmediato, acuden a la Policía Nacional para interponer la correspondiente denuncia, donde a su vez dan parte al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. Allí, les comunican que lo más probable es que los tuvieran vigilados. «Los perros duermen en una nave y supongo que Pancho al escuchar ruidos saldría a ver qué pasaba», relata a ABC la diputada, sin entender por qué hay personas dedicadas a este tipo de robos. «Hugo se escondería y por eso no lo cogerían», prosigue. Para ella y su familia, Pancho es un miembro más, un can que juega cariñosamente con su hijo de apenas 18 meses. Pero pancho, su Panchito, como así le llama ella, hace días que está desaparecido. Lucía es consciente de los posibles destinos que su perro puede correr. «Nos han dado la opción de que sea utilizado para peleas, como ‘sparring’», cuenta, convencida de que Pancho no es agresivo de por sí: «Pero si alguien le ataca no sé cómo puede reaccionar». Sin cámaras de seguridad ni alarmas en la vivienda, la portavoz popular decidió hacer público el robo para intentar presionar a los malhechores y concienciar al resto de afectados de la importancia de denunciar. «Es muy común que roben perros de caza», les trasladó el Seprona, «pero por desgracia muchos de estos casos no se denuncian porque los dueños no tienen la cartilla en regla ni el chip de identificación». Aviso a la población
Desde entonces, Lucía está en contacto con Marisa Méndez, la impulsora del grupo de Búsquedas Activas de perros y gatos, centrado en recabar cualquier indicio del paradero del animal. «Me están ayudando mucho», reconoce, agradecida. Mientras, la vida sin Pancho se ha vuelto complicada. «Nuestro día a día gira en torno a él y Hugo. Ellos duermen allí, pero lo normal es que nos los traigamos a casa tres o cuatro veces por semana para que jueguen con mi hijo», incide. Por ello, hace un llamamiento para que si alguien lo ve contacte directamente con ella a través de sus redes sociales (@lsfernandeza en Twitter y @luzysol83 en Instagram). Pese a todo, Lucía mantiene la esperanza de volver a Pancho. «Yo creo que va a aparecer. Espero que los que se lo han llevado tengan un poco de compasión y lo suelten», concluye. En juego está «un miembro más de la familia». La búsqueda no cesa, y no es para menos.
Fuente ABC