MIAMI, Estados Unidos. – El Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) contabilizó 207 protestas ocurridas en la Isla a lo largo de febrero, durante un período en el que primaron la “represión brutal e indiscriminada, la promoción de éxodos masivos y el destierro forzoso de activistas destacados”.
De acuerdo con el OCC, “la ola nacional de terror incluyó en el período sentencias de hasta 20 años de prisión a decenas de acusados por los sucesos del 11J ―incluidos menores― bajo cargos fabricados de desorden público, desacato, atentado, sedición, instigación a delinquir, propagación de epidemias, resistencia y sabotaje. Asimismo, se aceleró el endurecimiento de instrumentos legales como el Código Penal y el Código de Familia que refuerza el poder del Estado sobre los menores de edad”.
De las 207 protestas de febrero, 130 (63%) tuvieron causas políticas y sociales. De estas, la mayoría (73) estuvieron directamente relacionadas con los abusos, arbitrariedades judiciales y condenas a manifestantes pacíficos del 11J, así como con torturas y maltratos en las cárceles, indicó el OCC en su informe mensual.
Las protestas por motivos económicos y sociales fueron 77 (37%) y se concentraron en las consecuencias inflacionarias del proceso de unificación de la doble moneda conocido como “Tarea Ordenamiento”, el desabastecimiento de productos básicos, los abusos contra los derechos laborales, el rechazo a las tiendas de venta en Moneda Libremente Convertible (MLC) y la inseguridad ciudadana.
Las protestas ocurridas en febrero representan un 25% menos que las 275 contabilizadas en enero, pero la cifra es prácticamente equivalente a las 203 que se produjeron en abril de 2021, tres meses antes del levantamiento popular del 11 y 12 de julio (11J). La disminución, según el OCC, es atribuible a la profundización de las estrategias del régimen para reprimir a la población.
El OCC subraya que las protestas han adoptado “un estilo de guerrilla no violenta (individuales o en pequeños grupos)”, y que incluyen pintadas, distribución de volantes con fichas de represores en lugares públicos, denuncias de la represión en las redes sociales, huelgas de brazos caídos, distribución de materiales informativos por aplicaciones digitales y cartas de solidaridad con Ucrania suscritas con nombre y apellidos, las cuales se separan de la postura prorrusa del Gobierno.
Asimismo, el OCC señala que un sector creciente de personalidades nacionales que históricamente se identificaban con la “Revolución” hoy desaprueba la ruptura del Gobierno con la realidad del ciudadano común y la represión empleada para acallar las protestas.
Por su parte, el régimen se enfoca en erradicar la posibilidad de nuevas protestas masivas como las del 11J, mientras se sigue soslayando las causas de la conflictividad social (inseguridad alimentaria, falta de medicinas, crisis de los servicios públicos, etc.) que emanan de los problemas estructurales de la economía y de las políticas totalitarias vigentes.
“La población, en tanto, se mantiene crispada y contestataria, de lo cual dan testimonio protestas colectivas como los gritos de “¡Abajo el MININT!” en el funeral del músico baracoense Roldy Polo Pérez, asesinado por un policía ebrio. Los cubanos encuentran también formas novedosas de expresar su inconformidad en público, a veces de manera masiva, como ocurrió con una conga contra la escasez en Santiago de Cuba y un coro de desafío a la Policía en el estadio Van Troi de Guantánamo”, detalla el comunicado.
Por último, el OCC asegura que la alianza del régimen cubano con Putin ha debilitado aún más la credibilidad y gobernabilidad del sistema; y ha afectado cualquier eventual mejoramiento de sus relaciones con Europa y Estados Unidos.
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Fuente Cubanet.org