En mayo de 2020 José Manuel, el padre de Jorge Manuel, adquirió una moto para su hijo a través de Wallapop, una plataforma para la compraventa de productos de segunda mano. Este martes, los dos se han sentado en el banquillo de los acusados en la Audiencia Provincial de Toledo por un delito de receptación. «No sabíamos que era robada», han asegurado. Su abogada, Ana Ramírez, ha dicho tras la primera jornada que sus defendidos, en libertad, no debían estar en la sala de audiencias. Aunque en un primer momento se informó de que eran cuatro los presuntos butrones, finalmente Jorge Manuel y José Manuel se sientan junto a cinco hombres, todos en prisión provisional, que serán juzgados hasta el jueves y a los que la Fiscalía los imputa la comisión de varios robos durante el estado de alarma. «A mis defendidos se les tendría que haber deducido testimonio y ser juzgados en un juzgado de lo penal», ha explicado la letrada, que pide la libre absolución de ambos. Sin embargo, el Ministerio Público solicita una pena de 16 meses de prisión tanto para el padre como para el hijo. «No sospeché que fuera ilegal»
José Manuel y Jorge Manuel han declarado ante el tribunal que pagaron 4.500 euros por una motocicleta de la marca Enduro, modelo RR4T Racing 350 centímetros cúbicos, y que la recogieron en la urbanización Calypo-Fado de Casarrubios del Monte (Toledo). Han afirmado que no comprobaron que el número de bastidor estaba manipulado ni el número de serie, borrado. «Vi que había una pegatina con el número de bastidor», ha testificado el padre, que desembolsó los 4.500 euros en mano, en dinero ‘negro’. Además de la moto, sustraída en Ocaña gracias a un butrón, recibió un contrato de compraventa a nombre de una persona que era, en realidad, la víctima de otra estafa. José Manuel tampoco pidió el DNI para comprobar la identidad de su vendedor. «No sospeché que fuera ilegal», ha contestado su hijo, que a los pocos días de la compra se llevó la motocicleta para una actividad en un circuito y fue requisada por la Guardia Civil. Le pidió la documentación y comprobó que la motocicleta era robada mirando el chasis. «No me extrañó el precio de 4.500 euros porque nueve cuesta unos 6.000», ha expuesto Jorge Manuel. «Nosotros la estábamos vendiendo nueva por unos 8.000 euros», ha señalado la propietaria de la tienda. El vehículo había sido sustraída de su negocio el 18 de marzo junto con otras siete motocicletas más, de las que ha recuperado solamente dos. Su marido identificó la motocicleta que tenía Jorge Manuel gracias a un kit de limitación de velocidad que seguía puesto todavía. El padre y el hijo se sientan delante de los cinco hombres acusados de varios robos entre marzo y junio de 2020. Todos han negado su participación, aduciendo en algunos casos que no salieron de casa por miedo al coronavirus o que estaban trabajando, aunque sin contrato. «Yo estoy seguro de que no he hecho ningún robo», ha repetido uno. Otro ha alegado también un retraso mental con un grado de discapacidad del 45 por ciento documentado. Y un tercero ha justificado la presencia de un guante de latex con su adn en la escena de uno de los robos. «Yo le echaba una mano a mi hermano en su taller mecánico y, en una revisión de un coche, se me tuvo que quedar dentro losal quitármelos para hacer un diagnóstico al vehículo con una tableta», ha contado. Al comienzo de la sesión, las defensas habían solicitado que se anularan los autos de las escuchas teléfónicas realizadas por los cuerpos y fuerzas de seguridad, o que suspendiera el juicio por la falta de tiempo para preparar la defensa de uno de los acusados, incorporado al procedimiento hace poco tiempo. Pero el tribunal ha continuado con la vista oral, que continuará este miércoles con el testimonio de varios guardias civiles y policias nacionales, entre otros testigos.
Fuente ABC