Los barrios marginales: el resultado de un gran desastre

LA HABANA, Cuba. – Aunque no lo reconozca la prensa castrista y mucho menos lo diga Miguel Díaz-Canel, el resultado de la Revolución Cubana es evidente en toda la Isla, donde la carencia de todo lo necesario es casi absoluta.

Por ejemplo, los efectos de más de 60 años de Revolución se ven en los barrios marginales del país, que crecieron como la espuma mientras Fidel Castro se entretenía con sus viajes al extranjero y reuniones internacionales. Ni él mismo pudo evitar que surgieran y crecieran esas zonas.

El pasado 2 de marzo, el periódico Granma aludió al tema ―pero como siempre, sin ir al meollo del problema― mediante un reportaje titulado “¿Llegar y poner?”, en el que se menciona la ley aprobada nada menos que en diciembre de 2021 (Ley de Ordenamiento Territorial y Urbano y la Gestión del suelo).

A pesar de la tardanza oficial en aprobar dicha norma legal, el castigo no es para el Gobierno sino para todo aquel que haya levantado su casa con cuatro palos y un pedazo de zinc. Esos ahora tienen que pagar una multa por el valor de varios miles de pesos o desaparecer con casa y todo si carecen de esa cantidad. 

Y es así que, transcurridos 60 años de socialismo, los barrios marginales están por todo el país, tanto en La Habana como en las capitales de provincia, donde se integran al paisaje nacional.

Ante esta realidad que continúa golpeando el presente y el futuro de Cuba, Granma dice que son muchos los puntos flacos del organismo estatal que se ocupa de los barrios insalubres: insuficiente número de inspectores y falta de eficiencia de los que operan en el terrero, entre otros. 

Mientras, Díaz-Canel se ha convertido en un asiduo visitante de estos barrios en todo el país, donde ha propuesto soluciones sin sentido. Por su parte, el pueblo sigue decidido a construir su vivienda sea como sea y a pagar la multa que venga.

En fin, que mientras las autoridades de la Vivienda actúan “de manera enérgica” contra las ilegalidades constructivas, los cubanos no se van a quedar sin techo, sobre todo cuando ya viven en zonas carentes de servicios eléctricos, alcantarillado y acueducto.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
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Fuente Cubanet.org