El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, había considerado el viernes que la negativa de la OTAN a tomar esa decisión era dar un “visto bueno a la continuación de los bombardeos contra ciudades y pueblos ucranianos”.
En el terreno, el ejército ruso reanudó su ofensiva sobre dos ciudades asediadas del sudeste de Ucrania, Volnovaja y el puerto de Mariúpol, en el mar de Azov, que desde hace varios días resiste privada de agua y electricidad.
El alto el fuego se había decidido pocas horas antes para permitir la salida de la población no beligerante. Sin embargo, la operación “fue postergada por razones de seguridad”, ya que las fuerzas rusas “continúan bombardeando Mariúpol y sus alrededores”, indicó la alcaldía de la ciudad.
El ministerio ruso de Defensa consideró, en cambio, que la operación se vio frustrada por grupos “nacionalistas” ucranianos que tomaron a la población “como escudos humanos”.
El control de Mariúpol permitiría a Rusia una continuidad territorial entre sus fuerzas llegadas de Crimea y las de los territorios separatistas prorrusos del Donbás, en el este.
Las tropas rusas se acercan a la capital, Kiev, donde encuentran una feroz resistencia, y bombardean barrios de los suburbios del oeste. La ciudad de Chernígov, en el norte, también es objeto de constantes bombardeos que han dejado muchas víctimas civiles.
Los equipos de la AFP vieron numerosas escenas de devastación, a pesar de que Putin sostiene que sus fuerzas no atacan áreas residenciales. “Había cuerpos en el suelo por todas partes. Esperaban para entrar en la farmacia aquí, y están todos muertos”, relató a la AFP un habitante de Chernígov, Sergei.
Casi 1,4 millones de ucranianos han huido del país desde el inicio de la ofensiva rusa, el 24 de febrero, según datos de la ONU, y centenares de miles se han convertido en desplazados internos.
En Járkov, la segunda mayor ciudad del país, las fuerzas ucranianas lanzaron un contraataque y, según el presidente Zelinski, “infligieron a los invasores unas pérdidas que jamás hubieran imaginado en sus peores sueños”.
Fuente Ambito