Escapé por unos pocos años de la llamada generación maldita. La de aquellos que salieron al mercado laboral en la crisis de 2008, los que se formaron como nadie en las profesiones que estaban dejando de existir y a quienes prometieron un futuro de prosperidad que no llegaría jamás. La generación del paro, la precariedad y el desconcierto. Una nueva generación perdida a la que demolieron los caminos que les habían enseñado a recorrer. Ernest Hemingway popularizó aquel término para referirse a los desilusionados y rotos tras la Primera Guerra Mundial. A él se lo había llamado la escritora Gertrude Stain, que se lo escuchó al dueño de un taller en París que recriminaba la mala reparación realizada por uno… Ver Más
Fuente ABC