La incipiente recuperación económica y empresarial en el aparente final de la pandemia se ha visto bruscamente frenada ante la invasión rusa de Ucrania, episodio bélico inesperado que ha traído la preocupación, cuando no el pánico, a muchos sectores empresariales. En Castilla-La Mancha portavoces de diferentes sectores capitales para su economía levantan en ABC su voz de alarma ante para lo que algunos puede ser una verdadera hecatombe. Y en buena medida no solo por la brutal subida de los precios de sus materia primas y de la energía que consumen sus empresas, sino porque de esta espiral económica no se libra el común de los ciudadanos, los primeros afectados ante la desorbitada subida de precios de los productos que ellos producen y cuyo consumo se va a ver mermado. El sector de la agroalimentación, el más potente de la región y que precisamente ha mantenido el nivel durante la pandemia y representa la parte más potente de las exportaciones regionales, está teniendo un impacto considerable, aunque unos más como el vino o la producción animal, mientras que el aceite de oliva se está viendo beneficiado ante la escasez de la variedad de girasol. Humberto Carrasco, consejero delegado de Nutrave, empresa del sector cárnico en la especialidad de aves con sede en Bargas y con 400 empleados, señala en su caso los dos serios problemas con los que se encuentra de manera súbita. El primero es el de las materias primas de cereales para el engorde de los pollos, de los que precisamente Ucrania es un importante productor, pero a este factor se une el común de todas las empresas como son los alarmantes y estratosféricos precios de la energía, además del plástico y papel, ya que sirven pollo en bandeja. Los números no engañan, y de pagar 230 euros la tonelada por la alimentación de los animales a 450 euros, lo dice todo, como en el caso de la luz pasar de los 40 o 50 euros el kilovatio hora a 500, diez veces más. Y lo peor es la incertidumbre de hasta cuándo se prolongará esta situación de costes en muchos casos inasumibles para muchas empresas, que ya piensan en su casi imposible subsistencia con estos precios al entrar en pérdidas. El problema añadido, señalan los empresarios de este sector, viene cuando esta desorbitada subida de precios de producción se trata de repercutir en una subida del producto pero se topa con las cadenas de distribución que fijan unos precios determinados. Carrasco apunta que en estos momentos se está negociando con la distribución una subida de precios que a su juicio, para no desabastecer ante posibles paros y en un sector sumido en pérdidas, «será inevitable», aunque lógicamente el IPC se disparará. El aspecto del abastecimiento de energía es algo que cada vez más las empresas empiezan a autogestionar de manera individual. En el caso de Nutrave, se trabaja en la instalación de placas solares que pueden suponer un ahorro energético que se cifra entre un 25 y un 30 por ciento. Efecto contrario
Pero no todos los sectores del ámbito agroalimentario se sitúan en el lado mayoritario de la grave crisis. «El mercado del vino parece que se ha frenado en seco, pero la guerra está favoreciendo al del aceite de oliva», explica a ABC Pedro Hermida Ugena, director general de Aceites Hermida, de Esquivias. La razón es sencilla, pues un 60 por ciento del consumo en España del aceite de girasol proviene de Ucrania, y su precio se ha duplicado ante la escasez. A cambio, el que tira un cien por cien más, según Hermida, es el aceite de oliva, que en la última semana ha subido el precio casi un 15 por ciento y sus ventas se han triplicado, compensando así el precio de la materia prima. Según señala, el aceite embotellado ha triplicado sus ventas en la última semana, al tiempo que sube el precio en origen. En precios se ha pasado de 3,30 euros el kilo a casi 4 euros. Transportes
El sector del transporte vive momentos de convulsión y movilizaciones ante la escalada imparable del combustible. El presidente regional de este sector, Carlos Marín, describe la situación como «terminal» y destaca la elevada preocupación. Al margen de la convocatoria de la manifestación, Marín pone el acento en que ya desde el año pasado el precio del brent había experimentado un crecimiento. Ahora, con esta subida el dilema es el de la posibilidad o no de trasladar los costes directamente al cliente. En un sector que en Castilla-La Mancha está muy atomizado, con una flota de unos 3.900 camiones, de los costes totales de los transportistas un 36 por ciento son laborales -que además subió por la falta de conductores-, mientras que el del combustible, que antes era de un 32 por ciento, ahora ha pasado a ser del 45 por ciento, apunta Marín. «Esto hace que estemos en muchos casos en una situación terminal, de la que muchos no podrán salir», alerta Carlos Marín, quien arremete además contra el «cartel» de las petroleras, que aplican lo que se denomina el efecto cohete-pluma, ya que en ocasiones el precio se incrementa súbitamente cuando se producen determinadas circunstancias, pero cuando desaparecen el precio baja a la velocidad de una pluma en el aire. Y añade que «al final, el problema de precios lo tiene toda la sociedad, en la que habrá más paro y menos consumo». Para terminar, indica que el Gobierno central tendría que copiar del de Castilla-La Mancha sobre no subir la carga impositiva, «pero tener muchos políticos preparados en más difícil». Sector de gasolineras
Hay otro factor que no afecta solo al sector empresarial, sino a la totalidad de los ciudadanos: el precio de los combustibles, ya sea para coche o calefacción. En este asunto, el presidente de la asociación provincial de estaciones de servicios, y flamante presidente de Fedeto, Javier de Antonio Arribas, reconoce que esta situación «durará muchos meses», y además es algo que no se puede controlar y con un ajuste lento por las muchas perturbaciones en esta materia. Lo cierto es que al final todas esas perturbaciones terminan trasladando el aumento de precio al producto, cuya cuantía se fija por el precio del barril, más los impuestos y el coste de la distribución, a lo que se añade el 21 por ciento de IVA. A juicio de Javier de Antonio, la carga impositiva es brutal porque es doble, a lo que se añade la incertidumbre máxima en el día a día. A la vista del peso que la energía está teniendo actualmente en la economía, para el presidente de Fedeto el Gobierno «debe tomar ya medidas de calado. Entre ellas no fiar todo a las energías renovables y dejar de hacer caso a grupos ideológicos que al final lo que hacen es ir contra el estado del bienestar del que tanto se presume».
Fuente ABC