“En paralelo” a la liberación de Nazanin Zaghari-Ratcliffe, de 43 años, y de Anoosheh Ashoori, de 67, Londres anunció que había saldado una antigua deuda con Teherán de 394 millones de libras (518 millones de dólares), aunque sin establecer ningún vínculo entre ambos hechos.
Los dos aterrizaron en la base aérea RAF Brize Norton, en el suroeste de Inglaterra, a las 01:08 (local y GMT) tras una escala en Omán. Los dos aparecieron distendidos y sonrientes, saludando a las cámaras antes de dirigirse al interior del aeródromo.
El ingeniero jubilado Anoosheh Ashoori, detenido en Irán en agosto de 2017 cuando visitaba a su madre y condenado a 10 años de cárcel por espionaje a favor de Israel, “fue liberado” debido “a su avanzada edad y su condición física”, había informado un portavoz judicial iraní citado por la agencia de noticias Fars.
También Nazanin Zaghari-Ratcliffe, condenada a prisión por sedición en 2016, “está regresando a casa”, dijo en Twitter la diputada británica Tulip Siddiq, antes de que el gobierno de Boris Johnson confirmase el regreso de ambos.
“Podemos volver a ser una familia normal”, afirmó Richard Ratcliffe, que luchó sin descanso durante años para que Reino Unido obtuviese la liberación de su esposa, cuyo caso conmocionó al país.
Sus familiares siempre han denunciado que ambos habían sido retenidos como rehenes hasta que el gobierno británico saldara la deuda de 394 millones de libras por una venta de tanques que fue cancelada cuando la revolución islámica derrocó al Sha de Irán en 1979.
El ejecutivo de Johnson ha negado que la detención de estas y otras personas en Irán tuviese relación con dicha deuda.
La ministra británica de Relaciones Exteriores, Liz Truss, justificó el retraso en su pago por las sanciones internacionales impuestas a Irán debido a su programa nuclear.
Sin embargo, el miércoles, después de que Siddiq publicase en Twitter una foto de Nazanin muy sonriente a bordo de un avión, Reino Unido anunció que la deuda había sido saldada.
“Fue pagada respetando las sanciones británicas e internacionales y estos fondos se utilizarán únicamente para la compra de bienes humanitarios”, precisó Truss.
“Nazanin y Anoosheh no deberían haber sido detenidos para empezar, fueron encarcelados con falsas acusaciones de seguridad nacional, una táctica habitual en Irán”, denunció Sacha Deshmukh, responsable de la ONG Amnistía Internacional.
Fueron “utilizados como peones” por las autoridades iraníes que “actuaron con una crueldad calculada, tratando de sacar el máximo valor diplomático de su cautiverio”, agregó.
Su retorno pone fin a años de calvario.
Zaghari-Ratcliffe, de 43 años, responsable de proyectos de la Fundación Thomson Reuters, la rama filantrópica de la agencia de noticias del mismo nombre, fue detenida durante un viaje a Teherán junto a su hija para visitar a su familia.
Acusada de conspirar para derrocar la República Islámica, fue condenada a cinco años de cárcel.
Separada de la pequeña, que quedó al cuidado de sus abuelos hasta que años después regresó a Londres, Zaghari-Ratcliffe denunció maltratos en la cárcel, hizo huelga de hambre, sufrió depresión y tuvo que ser hospitalizada en una unidad psiquiátrica.
Tras haber cumplido su primera condena, volvió a ser condenada el pasado abril a un año por haber participado en una concentración frente a la embajada iraní en Londres en 2009.
Y en octubre la justicia desestimó su apelación, haciendo temer una nueva reclusión, tras haber sido puesta bajo arresto domiciliario en marzo de 2020 a raíz de la pandemia.
En imágenes publicadas en el Instagram de la hija de Ashoori, se ve el reencuentro entre la niña de siete años, Gabriella, y su madre.
“¿Es mamá?… ¡Mamá!”, grita cuando la reconoce, corriendo hacia ella y lanzándose en sus brazos. “¿Huelo bien?”, dice Zaghari-Ratcliffe, “no me he duchado en 24 horas”.
Fuente Ambito