El Zoo de la Casa de Campo abrió sus puertas el 23 de junio de 1972, hace ya 50 años. Supuso, en su día, un paso de gigante desde las estrechas e incómodas jaulas de la Casa de Fieras, y con el tiempo se ha convertido en una moderna instalación que trabaja en la actualidad en más de 60 proyectos de conservación de especies. Y ha logrado algunos éxitos mundiales, como el nacimiento de siete pandas gigantes. Los dos últimos, los gemelos que ayer, al cumplir seis meses, salieron a dar su primer paseo público en presencia de la Reina Sofía y el resto de autoridades. Frente a aquella obsoleta Casa de Fieras en las que, según recogía la revista Blanco y Negro en febrero de 1964, «los animales tropicales pasaban frío y a veces morían», mientras que otros como los pingüinos nunca llegaron a adaptarse, el Zoo de Madrid representaba un concepto totalmente diferente: ni jaulas, ni rejas, sino fosos de agua y diferentes niveles para salvar las distancias. Cría de Panda Rojo nacida en el zoo madrileño, que lleva el nombre de “Lola”. En la imagen, con su cuidador, Mario Robledillo – LUIS RAMÍREZ
El arquitecto autor del proyecto fue Javier Carvajal, que utilizó como material principal el hormigón encofrado, y presentó hitos como los cubos de la pradera de flamencos, las torres de cabras hispánicas, o los recintos de los osos asiáticos o los papiones, con apoyo en algunas de ellas de escultores como José Luis Sánchez y José Luis Subirats. Además de un diseño mucho más amplio, con la visión directa de los animales, también se mejoraron las zonas interiores, donde descansaban, y que aplican novedades como la calefacción de biomasa. Luchar ante la amenaza
Por sus 22 hectáreas de superficie se desenvuelven 1.300 animales, de más de 330 especies diferentes. Y algunas de ellas son únicas en España, como el panda gigante. Tiene rinocerontes indios, orangután, elefante asiático, jirafas, cebras, ñus, gorilas de costa, osos hormigueros, emús, wallabíes, koalas, guamacos, lince ibérico o águila imperial ibérica, entre otras. Además de permitir que quienes lo visiten conozcan parte de la fauna de los cinco continentes, con ejemplares realmente sobresalientes, el Zoo trabaja además en proyectos de conservación de especies amenazadas, como la lucha contra la caza ilegal de rinoceronte en África, la recuperación de la foca monje del Mediterráneo, proyectos de inseminación de especies amenazadas, o la reintroducción de fauna autóctona en la Comunidad de Madrid, como las lechuzas, todo ello dentro del marco de la Asociación Europeas de Zoos y Acuarios (EAZA), a la que pertenece. El chimpacé Jimmy, que bebía en vaso, en 1976 – LUIS RAMÍREZ
Es singular su acuario marino tropical, con más de 2 millones de litros de agua, donde nadan los tiburones a la vista del público por las paredes transparentes de la instalación. Pero sin duda, las estrellas del Zoo madrileño son los panda gigante. Unos animales muy especiales que llegaron a Madrid de la mano de los reyes eméritos en 1978, como regalo del Gobierno chino tras su primer viaje oficial a aquel país. De esa primera pareja, y por inseminación artificial, llegó al mundo Chu Lin, el primer panda que nació así en occidente, en septiembre de 1982. Un animal que tuvo problemas de salud, un tipo de diabetes que hizo necesario ponerle un tratamiento. Finalmente, falleció por una prostatitis. Pioneros
Once años después, llegó al Zoo una segunda pareja, regalada de nuevo por China, y ha sido muy fértil: han nacido Po y De De en 2010; Xing Bao en 2013 y Chulina en 2016. Además, el pasado año nacieron gemelos Jiu Jiu y You You. Pero no sólo de pandas vive el Zoo; de hecho, la instalación ha visto nacer y crecer en su interior a muchos otros ejemplares de gran valor. Como las primeras nutrias gigantes del Amazonas, cedidas por Félix Rodríguez de la Fuente en 1974; los koala, que llegaron en 2001; y el grupo familiar de elefantes asiáticos de Sumatra, procedentes de Berlín, que llegaron en 2015. O el primer rinoceronte blanco nacido por inseminación artificial, en 2009; la cría de panda rojo que nació en los 80 y a la que pusieron por nombre Lola. O Moa, el primer koala nacido en sus instalaciones, en 2010. O la cría de elefante asiático nacida tres días antes del confinamiento por la pandemia.
Fuente ABC