Por Costa Moreno -Especial Total News Agency-TNA-
Las autoridades están cada vez más preocupadas por los “operadores del mal” que pretenden dar una apariencia legal a las actividades ilícitas
Una de las mayores preocupaciones de las autoridades que luchan contra el narcotráfico internacional en los últimos años ha sido el creciente uso de mecanismos que aseguran la apariencia legal de las actividades delictivas. Empresarios, abogados e incluso policías actúan a plena luz del día para desviar el foco de las investigaciones y mantener fuera de la cárcel a los bandidos para los que trabajan. Algunos de estos “operadores del mal” actúan con tal agilidad que acaban llamando la atención sobre el negocio que deberían ocultar.
En los últimos años, el nombre del abogado brasileño Thiago Zulato Mascaro ha estado constantemente en el radar de las autoridades que luchan contra estos delitos. Desde su base y sus conexiones con personas influyentes en Río de Janeiro, São Paulo y otras ciudades, desempeñaría un papel destacado en una importante trama narcoterrorista internacional. En este esquema, Brasil es un actor clave en las rutas que envían cocaína desde Colombia, Venezuela y Ecuador a Europa.
Mascaro tendría estrechos vínculos con las organizaciones criminales que dominan el tráfico de drogas en las favelas de Río de Janeiro, Fortaleza y otras ciudades brasileñas.
Según funcionarios de seguridad, habría “comprado” la libertad de narcotraficantes y peligrosos asesinos a policías corruptos. También tiene la costumbre -al mejor estilo de la antigua mafia italiana- de amenazar a los empresarios ricos y venderles luego sus servicios de seguridad. Además de trabajar en Brasil, Mascaro también tiene importantes conexiones con autoridades y delincuentes en Portugal y España.
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