Alemania priorizará a los hogares frente a su potente industria si el presidente ruso, Vladímir Putin, decide cortar el gas en respuesta a la negativa europea a pagar las importaciones en rublos. Los líderes europeos no se fían de la palabra de Putin, que este mismo miércoles ha telefoneado al canciller alemán, Olaf Scholz, y al primer ministro italiano, Mario Draghi, para asegurarles que la exigencia no empeorará las condiciones de los contratos vigentes. Berlín asume que el riesgo es real: la locomotora europea ya prepara su plan de contingencia y se enfrenta, en el peor de los escenarios, a un riesgo de recesión.
El ministro de Economía del país, Robert Habeck, ha anunciado este miércoles la activación del mecanismo de alerta temprana, la primera de las tres fases de su sistema de emergencia para el suministro de gas, en un momento en que las reservas del país se encuentran a menos de la cuarta parte de la capacidad y la dependencia del gas ruso alcanza el 40%. Tras conocerse la noticia y, ante el empeoramiento de las expectativas de un acuerdo entre Rusia y Ucrania para frenar la guerra en ese país, los futuros del gas se han disparado un 8,88% en el mercado neerlandés, de referencia en el continente, hasta pagarse a 116,5 euros el megavatio hora.
En una comparecencia ante la prensa, Habeck ha precisado que el motivo para declarar la fase de alerta temprana es el anuncio por parte de Rusia de que en un futuro aceptará el pago de los suministros de gas y petróleo solo en rublos o, de lo contrario, suspenderá el suministro.
“Para estar preparados ante esta situación, he declarado esta mañana la fase de alerta temprana de plan de emergencia de gas”, la primera de tres posibles escalas, y que consiste en un monitoreo para el que se ha convocado un equipo de crisis que se reunirá diariamente. Habeck subrayó que el abastecimiento está garantizado, que todos los acuerdos se están cumpliendo y que el gas y el petróleo están llegando a Alemania.
En este sentido, agregó que se trata de una decisión preventiva, pero que hay que hacer todo lo posible para garantizar la seguridad del suministro tanto ahora como para el próximo invierno. Agregó que Alemania está en una situación en la que “cada kilovatio hora de energía ahorrado supone una contribución”, por lo que dijo que quiere acompañar la declaración de la fase de alerta temprana con un llamamiento a empresas y hogares a reducir el consumo energético.
La fase de alerta temprana debe declararse “si existen indicios concretos, serios y fiables de que puede producirse un acontecimiento que pueda llevar a un deterioro significativo de la situación del suministro de gas y que pueda desencadenar la fase de alarma o de emergencia”. A la fase de alerta temprana pueden seguir el nivel de alerta y el nivel de emergencia.
Riesgo de recesión
El ministro precisó que por el momento la responsabilidad del suministro recae principalmente en los proveedores de energía y que no se está en una situación en la que el Estado tenga que intervenir en el mercado y regular el flujo del gas. Esta solo se daría al alcanzar el nivel de emergencia.
“Una interrupción de los suministros traería el peligro de que la economía alemana cayera en una recesión profunda”
En caso de que la crisis se agravase y el suministro fuera considerado insuficiente y los participantes del mercado fueran capaces de manejar la situación por sí mismos, el Gobierno podría llegar a decidir la desconexión de la red de partes de la industria, ya que los hogares recibirían un trato preferencial, señala el diario londinense ‘Financial Times’.
La Confederación de la Industria Alemana (BDI) calificó este miércoles de “medida sensata” la decisión del Gobierno y aseguró que las empresas “ya están trabajando a toda máquina para sustituir ahí donde sea posible el gas ruso por otros combustibles, como petróleo y carbón”. En cambio, los principales sindicatos han alertado de que la imposición a corto plazo de un embargo al suministro de energía procedente de Rusia no solo conllevaría el riesgo de cierres y despidos en Alemania, sino también del “colapso” de las cadenas de producción industrial en Europa.
La elevada dependencia de Alemania de las importaciones energéticas de Rusia golpeará fuertemente su crecimiento. El Consejo Asesor de Economistas del Gobierno de ese país ha rebajado este miércoles su previsión desde el 4,6% estimado en noviembre hasta el 1,8%. Por si fuera poco, el riesgo de recesión empieza a ser una posibilidad real en el caso de que Putin cierre el grifo. “Una interrupción de los suministros traería el peligro de que la economía alemana cayera en una recesión profunda y que la inflación crezca aún más”, alertó Monika Schnitzer, miembro del conocido como ‘comité de sabios’.
Fuente El Confidencial