
“Hoy es una cuestión de victoria, de movilización”, dijo Julien Odoul, vocero de su partido a la radio RFI, para quien Le Pen hizo una “excelente campaña” centrada en las inquietudes de los franceses.
La heredera del Frente Nacional (rebautizado Agrupación Nacional) pasaría al balotaje del 24 abril junto al actual mandatario, Emmanuel Macron. El liberal se impondría por solo 5 puntos, según un sondeo el miércoles de Elabe.
Marine Le Pen ha optado “por normalizar y suavizar su discurso”, explica a la AFP Cécile Alduy, profesora de la universidad estadounidense de Standford y especialista del discurso de extrema derecha.
Sin embargo, “su programa apenas ha cambiado respecto a los fundamentos del FN, como la inmigración y la identidad nacional”, precisa Alduy, investigadora también del laboratorio de política de Sciences Po (Cevipof).
Sus planes pasan por frenar la migración y combatir la “ideología islamista”: reservar las ayudas sociales a los franceses, acabar con la reagrupación familiar o prohibir el velo en el espacio público, entre otras propuestas.
“Pero ha elegido un vocabulario diferente para justificarlo: en nombre del laicismo y los valores republicanos, e incluso del feminismo, ataca al Islam y quiere limitar drásticamente la inmigración no europea”, agrega.
Estos temas pasaron, en cambio, a un segundo plano en una campaña electoral marcada por la guerra en Ucrania y la preocupación sobre una eventual pérdida de poder adquisitivo en Francia, que la ultraderechista busca explotar.
“Entre Macron y nosotros, hay que elegir entre el poder del dinero que beneficia a unos pocos y el poder adquisitivo que beneficia a todos”, dijo Marine Le Pen, que propone reducir el IVA de los combustibles del 20% al 5,5%.
“La gente la ha banalizado, ha mirado para otro lado, dicen: ‘Es más simpática'”, constató poco después Macron durante un acto electoral en el oeste de Francia, asegurando que él “combate el tándem de extrema derecha”.
Las elecciones en Francia “se juegan casi siempre en el centro”, por lo que se debe “borrar el aspecto radical”, dice el profesor de Ciencias Políticas de la universidad belga de Mons, Stéphane François.
Fuente Ambito