Por el Dr Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Terrorismo Yihadista. Una amenaza externa, es una obra que podría ser definido como una “Introducción” a la problemática terrorista, donde el autor con un lenguaje sencillo y llano, apunta en su obra al denominado “Terrorismo Islamista” que desde hace años es un serio desafío para las estructuras de seguridad de muchos países, incluyendo a potencias del peso de Rusia, Estados Unidos y China. El autor plantea una serie de definiciones del concepto de “terrorismo” que siempre ha generado intensos debates por sus alcances en el plano político. El autor resalta “Ante las definiciones expuestas, se puede interpretar que este concepto lleva implícita una carga subjetiva, lo cual dificulta la elaboración de una definición específica, considerando al terrorismo en algunos casos como un tipo de violencia justa como respuesta a un atentado o considerar terroristas o grupos de la resistencia que colaboraron con la victoria de los vencedores durante la Segunda Guerra Mundial. Es por ello que se puede expresar que el terrorismo puede ser considerado …como una forma de guerra, ya que busca la obtención de objetivos políticos por otro medios”.
El libro en cuestión, luego de la búsqueda de una definición del concepto terrirsmo, pasa a tratar la llamada “Yihad global”, que tuvo como su hito, el ataque a los Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, un verdadero antes y después, que impactó de lleno la agenda de seguridad internacional. Estados Unidos, lanzó la llamada “Guerra contra El Terror” durante la administración de George W. Bush Jr, que llevó a la intervención directa de Afganistán, que llevó al despliegue de sus fuerzas armadas y de los aliados de la Casa Blanca al corazón de Asia Central con su impacto geopolítico y en la relaciones internacionales. El sistema internacional se vio conmocionado por una nueva visión, que en nombre de esta guerra, impulsó a la intervención directa por medio del uso de la fuerza, sin injerencia del sistema previsto por la Carta de Naciones Unidas. Este conflicto arrastró a Europa, y la incapacidad de extirpar la problemática en los países que fueron objeto de intervención directa, degeneró en conflictos armados, sin vías de solución a mediano plazo.
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El autor cuando nos habla de Terrorismo Internacional, es preciso según el autor hacer una distinción con el llamado Terrorismo Transnacional. En este último caso es aquel que traspasa la fronteras de un Estado a otro, porque quienes lo ejecutan mantienen estructuras organizativas o desarrollan actividades delictivas en más de un país En el caso del Terrorismo Internacional es en primer lugar, el que se practica con la deliberada intención de afectar la estructura y distribución del poder en regiones enteras del planeta o incluso a escala misma de la sociedad mundial. En segundo lugar es aquel cuyos actores individuales y colectivos hayan extendido sus actividades por un significativo número de países o áreas geopolíticas, en consonancia con el alcance de los propósitos declarados.
Cassaglia sitúa la guerra contra el terrorismo dentro de las guerras de cuarta generación, explicando por ejemplo, como funcionaba la estrategia de Al Qaeda, en los tiempos que era liderada por Bin Laden, teniendo como jefe militar, Abu Obeid Al Qurabi, como un talento para llevar a cabo la agenda violenta de la organización. En este contexto dicha organización cuenta con una aceitada estructura de comunicación y propaganda, que a diferencia de lo que muchos creen, estamos ante una aparato militar que saben de estrategia, apostando a la exportación de elementos desestabilizadoras en la máxima cantidad de países, obligando a su adversario a dispersas esfuerzos, y por ende debilitándolo. En este nuevo tipo de guerra que plantea las organizaciones terroristas, obligan a dispersar esfuerzos, llevándolos a terrenos donde pueden este tipo de entidades mantener superioridad local, además de librar acciones en el campo de los medios de comunicación. El aparato de propaganda que en mas de una ocasión muestran organizaciones terroristas como defensores de los pueblos contra la opresión. Ejemplo de ello es el caso de Hezbollah, una organización transnacional que por haber enfrentado al estado israelí, es mostrado como un grupo que lucha por la soberanía del Líbano, cuando la realidad es bien distinta, y es un agente estrechamente ligado a la agenda y estrategia iraní en el Oriente Medio. El caso de Hamas, exaltados muchas veces por su conflicto con el Estado israelí. Expertos, comunicadores sociales, y un largo etcétera, hacen hincapié en los excesos del empleo de la fuerza militar por parte de Tel Aviv, que a pesar de ser verdad, ello no impide que no se vean los abusos del régimen de Hamas en la Franja de Gaza, los ataques suicidadas que llevó a cabo contra objetivos como una pizzería repleta de jóvenes, o la feroz represión cuando tomaron el poder en Gaza, contra los militantes y milicianos del Al Fatah. Esto también en las posturas ambiguas sobre las FARC o los crímenes de Sendero Luminoso, donde organizaciones de derechos humanos, hacen oídos sordos a los abusos de estas organizaciones, y poniéndose especial énfasis en los hechos delictivos cometidos por el Estado (digamos no se los juzga con la misma vara). Esta visión sesgada, lo resalta el autor con la demonización de Estados Unidos, como responsable de los males del Tercer Mundo. Nadie habla de los errores de los gobiernos, de las siniestras dictaduras o de la corrupción que han llevado a naciones a la misma ruina, el extremismo político. Estas reflexiones que hace el autor, recuerdan al pensamiento del general Líber Seregni (referente histórico para la izquierda en Uruguay): constituye muchas veces un escape fácil frente a nuestros errores, achacar, repito, todo al imperialismo y a la oligarquía. Y no es así. Debemos medir cuidadosamente nuestros errores, como única forma de superarlos y marchar por la buena senda. Porque no es la derecha culpable de nuestros errores, sino nosotros mismos.
El autor hace un llamado a la necesidad de preparar al sistema de defensa ante esta nueva realidad, el terrorismo, que demanda un verdadero cambio en las fuerzas armadas, en nuestras relaciones internacionales.
La obra analiza el proceso de radicalización y reclutamiento de las organizaciones terroristas de corte islamista. Cita los casos más conocidos, Al Qaeda e ISIS, como proceden a captar voluntades para seleccionar luego a los potenciales terroristas. Estas organizaciones tienen un sistema bien organizado, para radicalizar a sus integrantes, a través de una intensa acción psicológica, que permite que muchos sujetos, con una vida ordinaria, muchos de ellos con buen nivel de educación, terminen convirtiéndose en criminales de la peor calaña, como muestra el accionar del Estado Islámico, con sus sádicos videos con ejecuciones y torturas. Cassaglia deja en claro que el Corán, no contiene preceptos que incentiven estas prácticas brutales, sino más bien todo lo contrario, existen numerosas normas morales sobre el respeto a la vida humana. Las plegarias en el Islam, dicen “En el nombre del Dios el Clemente y el Misericordioso”,. Por ende un Ser supremo que ilumina con misericordia y clemencia, entra en contradicción con las prácticas genocidas por ejemplo de ISIS (el mundo Occidental, poco hizo por ejemplo por las matanzas de cristianos y yazidíes en el Norte de Irak o en Siria). Esto pone de relieve la naturaleza perversa y oscura de estas entidades, que buscan “liberar” al mundo musulmán.
El terrorismo suicida, no es algo nuevo en el mundo, existen diversas organizaciones que la han practicado, en los grandes medios de comunicación como ligado al terrorismo yihadista. El autor explica el impacto cultural y religioso del suicidio tanto en la tradición cristina, judía como en la islámica, siendo las tres corrientes confesionales, unánimes en su condena y rechazo a dicha práctica. Cita las palabras de un experto en Islam, donde deja en claro que el suicidio está expresamente condenado en la fe musulmana. La muerte no debe ser buscada, sino consecuencia de la lucha entablada en defensa de la fe. Esto pone en evidencia como las organizaciones terroristas han subvertido el mensaje de la religión islámica, justificando el terrorismo suicida. Pero los estrategas de estas organizaciones saben del impacto psicológico que tiene este tipo de hechos. Los llamados “lobos solitarios” que intempestivamente pueden actuar contra blancos civiles, generando el caos y obligando a los servicios de seguridad e inteligencia a redoblar esfuerzos, distrayendo recursos, vulnerabilidad que buscan explotar a fondo, para llevar a cabo diversos ataques, explotando hábilmente la incertidumbre. Vale la pena recordar la secta de los Asesinos. Hashshashin, allá por el siglo XI, en la fortaleza iraní de Alamut, donde un líder religioso Hassan ibn Sabbah, se convirtió en referente e impulsor de este grupo. Organizados en una férrea disciplina, gracias a sus tácticas de asesinato selectivo, generaron temor, agregándose que la base donde operaban era prácticamente inexpugnable. Una de las características era el empleo de hachís para incentivar a los combatientes de la secta. Como los terroristas de ISIS o Al Qaeda, el proceso de reclutamiento estaba bien diseccionado, donde se trabajaba en la psicología del individuo llevándolo a distintas etapas de radicalización. Esto pone en evidencia la probada táctica de los ataques suicidas para generar impacto en el plano político y psicológico, además de ser una poderosa arma de propaganda.
El terrorismo islamista ha significado un cambio de paradigma y nuevos modus operandi, como señala Cassaglia. Cita el ejemplo de las organizaciones palestinas, que primero comenzaron como terrorismo doméstico, o por lo menos de alcance regional, para luego cruzar las fronteras, citando el ejemplo del secuestrro de los atletas israelíes en Munich, en 1972, muertos luego del intento de rescate por parte de la policía alemana. En el proceso de evolución de estas organizaciones, cita el caso del siniestro ISIS, o Estado Islámico, como aparece en el escenario en Irak por el 2013, y como evolucionó rápidamente, ocupando el vacío dejado por Al Qaeda. ISIS con gran maestría, reivindica imágenes del pasado islámico, cuando su líder el misterioso Al Bagdadi, proclamándose califa en un intento de aglutinar a los sectores más radicalizados del Islam bajo su liderazgo.
ISIS se ha mostrado como una organización sofisticada, con un bien aceitado sistema de propaganda, muy violenta pero efectiva, agregándose una nueva estrategia, que le ha permitido desafiar a las estructuras estatales de la región, proyectar violencia a Europa (donde el ISIS tiene una agenda específica de destrucción, especialmente el cristianismo). Este grupo ha sido protagonista de un nuevo modo de hacer la guerra, que se libra en el plano convencional, no convencional, terrorismo, mediático, psicológico, político, un serio desafío para las agencias de inteligencia, que han tenido serias dificultades para contrarrestar la radicalización de sectores juveniles en Europa, especialmente las generaciones hijos de inmigrantes de países musulmanes. Convirtiéndose en una verdadera bomba de tiempo.
El terrorismo es una amenaza global concreta, no solo para Europa, o países del Oriente Medio, Asia Central, sino también se proyecta hacia América del Sur. Argentina sufrió dos atentados, uno contra la Embajada de Israel en 1992 y luego contra la Mutual judía AMIA, en 1994. El autor repasa brevemente los inconvenientes y falencias que tuvo el Estado argentino para poder llegar a la verdad. La presencia de grupos ligados al extremismo como el movimiento misionero Al Tabligh, debe ser un llamado de atención. Nosotros agregamos que no solo estos movimientos deben ser objeto de atención, sino también la inmigración proveniente de países del África Occidental, donde existen poblaciones musulmanas y muchos expuestos al accionar radical de poderosas organizaciones que asolan la franja del Sahel Sahara. Cassaglia no descarta la posibilidad que células yihadistas puedan realizar acciones contra objetivos civiles. Las características herméticas de estas organizaciones, generan un serio desafío a las estructuras de seguridad e inteligencia argentinas.
El libro repasa los casos de otros países, citando los ejemplos de Francia, Estados Unidos, Turquía, Colombia y México. En este último caso pone de relevancia que desde larga data las fuerzas armadas, en especial el ejemplo de la Armada Mexicana, tienen experiencia en acciones en apoyo a la seguridad interna. La histórica presencia militar en apoyo a la comunidad, ha generado lazos de confianza, superiores a los que se tiene sobre la policía, facilitando en palabras del autor,, hacer frente a las llamadas Nuevas Amenazas.
Finalmente la obra toca la legislación argentina en materia de defensa, seguridad, e inteligencia, donde Cassaglia hace un trabajo de carácter descriptivo y explicativo. La Argentina por razones políticas en su momento hizo una clara diferencia entre defensa nacional, vinculado a las agresiones externas; y Seguridad interior, a los escenarios de crisis interna. La ley de Defensa Nacional de 1987, delimita la defensa al conflicto armado externo, prevé la creación de un Consejo de Defensa Nacional (nunca fue convocado) y la estructura, funciones y responsabilidades del Sistema de Defensa Nacional, que incluye a las Fuerzas de Seguridad (Gendarmería Nacional y Prefectura Naval). La ley de Seguridad Interior, habla del llamado “esfuerzo nacional de policía” para garantizar la seguridad y paz interior. Es una norma que establece la composición del sistema de seguridad interior, la creación de un Consejo de Seguridad Interior, la creación en casos de emergencia de Comités de Crisis, y el escenario de empleo de las Fuerzas Armadas en situaciones graves, de conmoción interior, que requiere de la declaración del estado de sitio, y que las fuerzas de seguridad se van superadas por la situación.
Sigue repasando el contenido de las leyes de Reestructuración de las Fuerzas Armada, vigente desde 1998, y por cierto nunca implementada, y la Ley de Inteligencia, que prevé una serie de definiciones, competencias de los organismos del sistema nacional de inteligencia. Finalmente hay un repaso de los decretos reglamentarios del área de defensa, incluyendo el decreto 683/2018, vigente por un breve lapso, dado que fue derogado por el actual presidente Alberto Fernández. El autor de manera acertada, lo titula “El Nuevo Rol de las Fuerzas Armadas”. Esta normativa dictada durante la presidencia de Mauricio Macri, a diferencia de las otras normas que solo limitaban el empleo de las Fuerzas Armadas ante agresiones externas perpetradas por un Estado y sus fuerzas regulares, este decreto prevé el empleo de las fuerzas armadas, ante agresiones externas, pero que no necesariamente puedan ser materializadas por un Estado, sino por actores no estatales. Esta norma luego fue complementada por una Directiva de Defensa, que también fue derogada recientemente.
La obra es una introducción al fenómeno terrorista, explica conceptos y plantea la necesidad de considerarlo como una amenaza real y concreta para la Seguridad en Argentina, donde el sistema de defensa debe considerarlo como escenario de conflicto, dado que existen antecedentes como los atentados de 1992 contra la sede diplomática israelí en Buenos Aires, y luego en 1994, por ende no descarta sobre la base de la experiencia internacional el empleo del instrumento militar para actuar ante posibles acciones de estos grupos, que no solo se materializan por medio de atentados, sino en ataques hacia objetivos de valor estratégicos, ciberataques. Es una obra de fácil lectura, ágil, en la cual los lectores ajenos a estas problemáticas pueden entender rápidamente los conceptos vertidos en la obra, esperemos que el autor continúe con esta labor y profundice aún más, dado que en experto de reconocida trayectoria y sólida formación, algo muy necesario, en tiempos que estos temas son tocados muchas veces con ligereza y con marcado sesgo ideológico.
El Autor. Alejandro Grabriel Cassaglia, es oficial retirado de la Policía Federal Argentina. Licenciado en Relaciones Internacionales. Profesor a nivel posgrado en las Universidades de El Salvador y la Universidad Nacional de La Plata, entre sus diversas actividades. Experto en Seguridad Internacional, con una sólida trayectoria profesional y académica
Fuente La Polis
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