Los graves problemas que para la generalidad de las empresas está teniendo la subida de la energía tiene en el sector de tejas y ladrillos uno de los ejemplos más llamativos. Tras años complicados, se da la paradoja de que la producción y el volumen de negocio en este sector, en el que Castilla-La Mancha y en especial Toledo es líder en España, se han disparado en 2021 un 21 y un 32 por ciento, respectivamente, respecto a 2020, pero han llegado momentos de crisis por el elevdo precio de la energía que se consume. En este sentido, la estratosférica subida de precios de la energía, especialmente el gas al ser la fuente más utilizada, ha provocado cierres temporales en los últimos meses que se espera que no sean definitivos. Sería lo que en el sector se ha denominado «morir de éxito». Así se definió la situación en la reciente presentación de los resultados del sector realizada por la Asociación Española de Ladrillos y Tejas (Hispalyt), que como ya adelantó ABC exige a la administración pública una serie de medidas que considera necesarias para garantizar la viabilidad de la industria de cerámica estructural, un sector estratégico dentro de la construcción en España. Los datos de este sector no dan lugar a la duda de su recuperación. Según el reciente informe de Hispalyt, el número de empresas se ha mantenido en 130, lo que supone el primer año desde los inicios de la anterior crisis, en el que no desciende el número de compañías del sector. La producción en 2021 ha sido de 6,3 millones de toneladas, un 21% más que en 2020, año en el que se experimentó un ligero descenso en la producción del 2,62% con respecto al 2019, ocasionado directamente por la pandemia. En cuanto al volumen de negocio del sector, en 2021 ha experimentado un aumento considerable, llegando a los 615 millones de euros, lo que supone un incremento del 32% con respecto a 2020, y un incremento del 76% con respecto a 2014.También destaca que la exportación subió el año pasado un 45 por ciento respecto a 2020. El presidente de Hispalyt, Pedro Rognoni, ha destacado que «estos datos positivos son un síntoma de que el sector de la construcción, como nosotros reclamábamos, ha estado ejerciendo de motor para superar la crisis derivada del corona virus». Además, añade que «nuestra industria ha demostrado ser un nicho de empleo importante y ha seguido generando puestos de trabajo». Así, el número de trabajadores en 2021 ha llegado hasta los 4.550, lo que supone un incremento del 11% con respecto a 2020 y un incremento del 26% con respecto a 2014. En cuanto al número de mujeres en el sector, la cifra sigue aumentando poco a poco, siendo de 515 en 2021, lo que supone un 1% más que en 2020. El mazazo de la energía
El informe de Hispalyt confirma todas estas perspectivas positivas, ya que en el mismo se afirma que «la demanda de productos cerámicos en el año 2021 ha sido muy alta y la previsión de ventas del sector de ladrillos y tejas a principios de este año era muy buena, ya que se esperaba un crecimiento del 27% con respecto al año 2021, en base a los datos de viviendas iniciadas de obra nueva en el año 2021». En cambio, el encarecimiento parece haber tirado todo por tierra. Así, Pedro Rognoni señala que los datos de sector en 2021 «nos hizo pensar que se estaba afianzando definitivamente la recuperación económica iniciada en 2014, pero nada más lejos de la realidad, pues la crisis de las materias primas y la guerra en Ucrania, han vuelto a poner en dificultades a nuestro sector, lastrando su competitividad y generando una gran incertidumbre ante el futuro». Rognoni, además, ha lamentado que esto se produzca «en un momento crucial en el que la demanda de nuestros productos está al alza, lo que resulta aún más sangrante». La industria de cerámica estructural es un sector intensivo en consumo de energía, ya que para que los productos consigan la elevada durabilidad y resistencia que les caracteriza, es necesario cocerlos en un horno entre 850 ºC y 1250 ºC. Antes de esta crisis energética, los costes de energía, sobre todo de gas natural, suponían cerca del 40% de los costes totales de producción. A día de hoy, este valor está cerca del 80%. En 2022, los costes del gas se han incrementado más de un 500%, lo que pone en riesgo la continuidad de las empresas, que no pueden aumentar los precios de los materiales en la misma medida y ha provocado que, en lo que llevamos de año, la mayoría de las empresas hayan parado temporalmente sus procesos productivos. Por ello, se han planteado una serie de medidas dirigidas a los sectores de gas intensivos, entre las que figura la aplicación del IVA reducido y eliminación del Impuesto Especial de Hidrocarburos al consumo de gas natural de la industria, que otorgue liquidez inmediata a las empresas; la bajada de los peajes de gas natural con motivo de las circunstancias excepcionales; eximir del pago de las primas de los slots de descarga de buques; y la flexibilización de los contratos de suministro de electricidad.
Fuente ABC