En el procedimiento participó personal del Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores (Renatre) y del Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires perteneciente a la delegación Balcarce.
Los trabajadores, seis oriundos de Santiago del Estero y dos de Córdoba, pagaron sus propios pasajes en micro y remis para llegar al campo donde cumplían las tareas en condiciones de hacinamiento. Una vez en Balcarce, el propietario del establecimiento no les reintegró los gastos de movilidad que les habían prometido.
En tanto, el empresario, socio de la firma que explotaba el campo, no les abonaba el jornal en caso de lluvia pero sí les descontaba el valor de los alimentos consumidos ese día.
Tanto los lugares de descanso como para comer eran construcciones precarias de chapa sin puertas ni ventanas. Dormían en una casa rodante abandonada que no tenía piso y había sido reemplazado por trozos de madera y chapa.
El predio no tiene gas, para higienizarse calentaban agua en un tanque de chapa. Tampoco había electricidad y no contaban con medios para refrigerar alimentos o medicamentos. Uno de los trabajadores es diabético y no podía mantener la cadena de frío de la insulina.
El trabajo conjunto entre los tres organismos logró persuadir al empleador de que los trabajadores no podían pasar un día más en esas condiciones. Al terminar el día los 8 trabajadores fueron trasladados a un departamento en Balcarce.
Fuente Ambito