Dialogamos con algunos bienalistas:
José Guerrero, director de “Metrochenta”: “Tengo un poco más de 30 y ya soy grande en relación a los de 20, hay una brecha que se hace notar. Las nuevas generaciones estamos atravesadas por la grupalidad, armamos pandillas y ese hábito que fue interrumpido por la pandemia, nos puso a prueba, nos hizo pensar nuevas formas. No encuentro mejor forma de aguantar que creando con otros. El teatro que hacemos está impregnado por las luchas que vemos en la calle. Nuestra generación no se enrosca con las formas correctas de hacer teatro si es que las hay, estamos permeables a absorberlas y destruirlas. Nos juntamos y hacemos. Prepandemia había urgencia por producir, algo que la pandemia frenó y pudimos tomar distancia y pensar qué hacer como creadores”.
Marcos Krivocapich, de “Dirección desconocida”: “Hay un hacer heterogéneo, el teatro sigue siendo un espacio de pertenencia, un lugar de encuentro para quienes nos sentimos marginados en otros espacios. Siento que la máxima ruptura tiene que ver con la pandemia y buscar en lo hacíamos en piloto automático. No podemos hacer lo mismo que hacíamos hace dos años. El teatro porteño precisa de continuidad, si te inscribís bajo otra lógica no podes hacer teatro, eso implica que te sponsoreen, en ese sentido hay que mantener cierta estética, línea ideológica. Veo más el deseo de inscribirse en lo mismo antes que romper con eso”.
Marta Salinas, de “PachaBananix”: “El teatro es un espacio de encuentro donde poner el deseo, las preguntas y los caprichos, para dialogar con el presente y tal vez fantasear algo sobre el futuro. Lo que modificó fue la pandemia, llegaron nuevos modos de producción y recepción en el arte. Creo que las generaciones jóvenes somos más permeables al cambio, debe ser por nuestra relación naturalizada con la tecnología y las redes. Todavía estamos experimentando esta reconfiguración del mundo. Es interesante estar viviendo esta época. Nosotros nos pasamos horas charlando sobre nuestros intereses y fantasías escénicas, leemos bastante, vemos obras cuando se puede, vemos noticieros, redes, películas, todo lo que nos de material. Una de las chicas es fan de YouTube y trae las referencias frescas y canales vigentes, algo que se incrementó en cuarentena. En la obra contamos nuestra experiencia como inmigrantes latinoamericanas en este contexto”.