Macron obtuvo la victoria en primera vuelta el 10 de abril pasado con un 27,85% de los votos pero terminó con un sabor amargo cuando conoció la estrecha distancia con su rival, que llegó al 23,15%.
De acuerdo a encuestas y especialistas, el panorama no cambió mucho, por lo que se espera que la diferencias de votos se sitúe entre los seis y 15 puntos porcentuales.
El margen supone una caída importante para el actual jefe de Estado si se compara con los más de 30 puntos de ventaja con los que selló su triunfo ante la aspirante de ultraderecha cinco años atrás.
Esta baja se debe a las sucesivas crisis y al creciente malestar de la población, especialmente por el manejo de la pandemia de coronavirus Covid-19.
“El 24 de abril es un referendo a favor o en contra de la Unión Europea, la ecología, la juventud y nuestra República”, defendió Macron, quien calificó a la segunda vuelta como una “verdadera elección de civilización”.
Le Pen desea transformar ese malestar en votos a su favor e intenta alzar más su imagen de protectora de los “más vulnerables” en un contexto de encarecimiento del costo de vida, impulsado primero por la pandemia y actualmente por la guerra en Ucrania.
“O la división, la injusticia y el desorden impuestos por Emmanuel Macron en beneficio de unos pocos, o la reunión de los franceses en torno a la justicia social y la protección”, sostuvo la líder de Agrupación Nacional.
Sólo tres candidatos instaron a sus bases a votar de forma explícita por Macron, mientras que el aspirante de izquierda y tercero en la contienda Jean-Luc Mélenchon (21,95%) pidió “no dar ni un solo voto a Le Pen” pero sin descartar el voto en blanco o la abstención como alternativas.
Fuente Ambito