La ‘operación Yakir’ contra el tráfico ilegal de armamento pesado, que se sospecha acababa en gran parte en poder de los ‘señores de la guerra’ de África y cuya primera fase se desarrolló en noviembre de 2020, ha vivido esta semana otro hito importante con la detención en Barcelona de otros dos miembros de la trama. Se trata de los considerados, respectivamente, director financiero y comercial de una naviera controlada por uno de los dos cabecillas de la red, el letón Aleksejs Dircenko, de 61 años. El otro cabecilla es Viktor Murenko, ucraniano. Ambos salieron de prisión en diciembre pasado. Se sospecha que los implicados participaron en una venta de toneladas de fertilizante en Irán y Afganistán por valor de 2,5 millones de dólares. El fertilizante, nitrato de amonio, es un precusor de explosivos y ha sido utilizado muchas veces por los talibanes para confeccionar artefactos caseros que, hay que recordar, han causado muchísimas víctimas, entre ellas soldados españoles. Los dos arrestados son Sergejs Gurzius, de origen letón, que sería el encargado de mover el dinero, y Claudio Cuss, letón, el ‘conseguidor’ que en la época en la que se habría hecho la operación, entre 2011 y 2012, estuvo afincado en Irán. Cuss era el que tenía los contactos en la zona -también en Afganistán y Libia- y por tanto quien podía conseguir colocar la mercancía. Esta nueva operación, dirigida por la Fiscalía Anticorrupción y contra el Crimen Organizado y ejecutada por un equipo conjunto formado por la Comisaría General de Información, agentes de la UDEF adscritos a esa fiscalía, Mossos d’Esquadra y Agencia Tributaria, es consecuencia del análisis de la enorme cantidad de documentación intervenida en la primera fase de la investigación. En los registros realizados ahora, según las fuentes consultadas por ABC, también se ha obtenido mucho material en soporte informático que se espera confirme las sospechas policiales. La trama liderada por Dircenko y Murenko, que lleva muchos años asentada en España, controlaba varias navieras y numerosas empresas que fletaban barcos para transporte de todo tipo de mercancías, ‘tanto de forma legal como ilegal’, según la tesis de la investigación. ‘Pero además -añaden las mismas fuentes- también hacía trabajos de intermediación, por tanto de conseguidores, quedándose con el porcentaje correspondiente de cada operación’. Es en este ámbito donde al parecer operaban los dos nuevos arrestados. El tráfico de armas no es delito en sí mismo, pero en España está sujeto a una legislación muy concreta. Si uno quiere comerciar con ese tipo de material, bien con armamento que está en nuestro país o entre dos estados ajenos, debe pedir el correspondiente permiso a la Junta Interministerial de Material de Defensa y Doble Uso y estar inscrito en un registro. Según las fuentes consultadas, la trama de Dircenko y Murenko no cumplía estos requisitos. Los investigadores detectaron que sus empresas movían grandes cantidades de dinero -un cálculo conservador lo cifra en más de diez millones de euros-, pero en un principio se desconocía el delito antecedente, necesario para demostrar el blanqueo de dinero. Solo se detectó cuando se comprobó que, en efecto, esas operaciones de tráfico de armas habían sido irregulares. Fuentes judiciales consultadas por ABC destacaron que la complejidad del caso es enorme no solo por la gran cantidad de información que hay que analizar, sino también por la agresiva estrategia adoptada por las defensas de los implicados, que de momento ha costado la imputación de dos policías nacionales y dos mossos, aunque hay confianza en que este asunto se solucione favorablemente porque ‘todo se ha hecho conforme a la ley’. ‘Es la estrategia clásica del investigador investigado, con innumerables recursos de por medio’ que hace que la causa avance más rápidamente.
Fuente ABC