Por Dr. Jorge Corrado* Especial Total News Agency-TNA-
“No puedes hacer una revolución para establecer la democracia. Debes tener una democracia para hacer una revolución.”
G.K.Chesterton
En éste artículo deseamos rescatar algunos conceptos ya vertidos en trabajos anteriores, que siguen absolutamente vigentes. Estos son nuestros escenarios de partida y seguimiento, para el ingreso a los acontecimientos en curso:
- La presente guerra mundial es total y cualitativamente diferente a la última, la “Guerra Fría”. Pertenece a una nueva etapa de la civilización: la posindustrial.
- Hemos pasado, sorpresivamente, desde el 2001, de la Estrategia de la Disuasión a la Estrategia de la Acción.
- Esta guerra mundial promete ser muy larga y difícil. Pondrá a prueba las reservas culturales de Occidente, para sostenerla a lo largo del tiempo. El enemigo pre-moderno, es consciente de ello.
- Está en riesgo la sobrevivencia del Occidente Cristiano y dentro de él, en éste lejano Occidente Sur, la sobrevivencia inmediata del Estado Institucional.
- El complejo enemigo “sin rostro y sin Estado”, cuenta en su inventario con las vulnerabilidades morales del Occidente Posmoderno, como un instrumento central de su variado arsenal estratégico. Lo hace desde fanatismos religiosos premodernos, dando lugar a las “Guerras de Séptima Generación” o “Híbridas.
- Ibero América -y en particular nuestra Argentina- carece de una visión estratégica amplia y actualizada, somatizando las consecuencias no digeridas de las guerras propias, sostenidas en la etapa de la guerra fría, cuando ya debería estar enfrentando las nuevas “Guerras Híbridas”, variante de las de “Cuarta y Quinta Generación” y privativa de nuestra región. Vamos en camino al “Estado Fallido” y ello nos impulsa a cambiar de rumbo.
- Parte del sub-continente -en particular nuestro país- vive la compleja superposición de la explotación política y estratégica de la guerra civil revolucionaria -que ocupó tres décadas del siglo XX- por vía judicial, solapada con las preliminares de las batallas de la presente guerra mundial, con las características particulares que ésta última asume en Ibero América.
- Esta complejidad conceptual está fuera del conocimiento -y consecuentemente del foco de atención- de nuestras dirigencias y en particular de las Instituciones Estatales responsables de la Seguridad Nacional -hoy en manos de nuestro enemigo durante la guerra fría: el agresor revolucionario doméstico-.
- La sociedad se encuentra aislada de su inédita circunstancia internacional, a través de una paradojal y superficial sobre-información desinformadora.
- Nuestro aislamiento -ya señalado- se da en un momento histórico de globalización planetaria, en la que los riegos estratégicos internacionalizados han dejado de ser propios y exclusivos, para ser comunes y compartidos por los vecinos regionales.
- Las graves consecuencias de las guerras civiles revolucionarias locales, durante la guerra fría, nos han dejado Estados institucionalmente débiles y burocratizados, sistemas políticos disfuncionales, partidos políticos licuados y dirigencias confundidas. Este es el “caldo de cultivo regional” en el que se desarrolla socialmente la nueva guerra mundial y su apéndice regional: el populismo revolucionario bolivariano o “Socialismo Siglo XXI”
- Ante la situación descripta, las guerras en curso en el siglo XXI se dan sobre las sociedades y en el interior de los países. La extemporánea legislación de defensa de la Argentina impide prever y contener este tipo de agresiones. Sobrevivimos en “indefensión legal”, sin planeamiento estratégico y con las FF.AA. inactivadas por carencia de misiones centrales y de presupuesto, en el ámbito de una nueva y muy diferente guerra mundial, sin haber cerrado ni entendido a las inmediatas anteriores.
- Consecuentemente, la Inseguridad Nacional –en sus dos ramas, estratégica y pública- se expresa y traduce en el miedo y en una gran ansiedad social, ante una fuerte incertidumbre nacional sobre nuestro futuro inmediato.
- El aislamiento, la inseguridad, la incertidumbre, reflejan desconfianza y ausencia de credibilidad, de propios y extraños. La crisis-decadencia, -de carácter estructural-, se agrava y se la disfraza desde el poder público con estadísticas y discursos utópicos y falaces. La utopía y el mito encubren a la realidad circundante.
- El resurgimiento reciente de los grandes países de Asia, (Rusia y China) además de transformar el mapa político-estratégico internacional hizo pasar -en corto plazo- a un mundo de 1.000 millones de consumidores, a 3.000 millones de consumidores. Fue y es una gran oportunidad que pasa frente a nosotros, sin que podamos aprovecharla. La visión de los dirigentes, en la mayoría de los países iberoamericanos es retrógrada, bajo la capa del “progresismo izquierdista ideologizado”. Una especie de guerra fría pareciera retornar a la región, bajo el nombre de éste retrógrado “Socialismo Siglo XXI”. Una sigilosa revolución extemporánea envuelve al sub-continente.
- Ibero América avanza hacia las “tiranías posmodernas”, por vías constitucionales o de hecho, bajo dirección regional localizada en el “Foro de San Pablo” y el “Foro de Porto Alegre”.
- El “bolivarismo” o “socialismo siglo XXI”, es el proceso que intenta llegar al partido único y a las FF.AA. internacionales del partido único. El impulso ideológico se localiza en el Partido Comunista cubano y los medios para su expansión -a través de las elecciones presidenciales- en el precio alcanzado por el gas y el petróleo venezolano, boliviano y ecuatoriano, en simbiosis con el narcoterrorismo mafioso. Petro y narco dólares.
- La relación estratégica de Caracas con Teherán, Pyongyang y Moscú, arrastran a gran parte de Ibero América al ámbito de la guerra mundial presente, y la probada relación de Chávez y sus “herederos” con las FARC, expanden al narcoterrorismo hacia el todo continente, destruyendo al “cuasi Estado remanente”. El objetivo, en la región, es lograr “estados fallidos”, como santuarios del crimen organizado.
- La “vieja” izquierda social-demócrata -que quebró nuestras tradiciones en los ‘80- se ve enfrentada electoralmente -aun con violencia-, por el nuevo “socialismo neo-estalinista”, incluso en donde la primera ha logrado sus mayores éxitos.
En el marco político-estratégico mundial, los factores que rescatamos como persistentes y válidos y que además nos determinan, son:
- Los imponderables riesgos que se hicieron hechos centrales en el nuevo panorama posguerra fría, desde el 11S, y que se confirmaron luego en Londres, Madrid y Asia, indican que la nueva agresión es radicalmente distinta a las anteriores, que puede originarse en entes no estatales de naturaleza difusa y que sus consecuencias son extremadamente letales. Un futuro ataque nuclear, químico o bacteriológico es posible y probable. Vivimos en “sociedades de riesgo”.
- La sencilla bipolaridad simétrica, ya no existe. La reemplazó una multipolaridad asimétrica. Todo el entorno “apolar” debe ser observado. En él, hay que diferenciar:
- Emergencias de gran velocidad: China e India, de inmensas dimensiones, que empiezan a jugar internacionalmente en el campo político, estratégico y económico. Rusia empeñada en estos días en una guerra contra Ucrania, pero cuyo objetivo central es el debilitamiento de Occidente, preparándose para un nuevo rol regional y/o mundial, fundada en sus reservas energéticas.
- ✔ Ocasos de baja velocidad: La Europa laica, moralmente relativizada, tolerante, desarmada, individualista, pacifista y nihilista, aspira solo al poder blando y, consecuentemente, se aparta de las culturas fuertes. Dejó de ser el núcleo cultural de Occidente y el espacio estratégico principal. No sabe cómo plantear su competitividad comercial en la nueva globalización, que le exige eliminar el “estado de bienestar”. La inercia del “bienestar” le impide captar la naturaleza de las nuevas guerras (terrorismo, insurgencia, sabotajes, guerrillas). Se ha apartado demasiado de Marte y permanece, enternecida, en Venus. Está ausente frente a las grandes decisiones, y por otro lado nuestra Iberoamérica sumergida en las aguas de la decadencia y la disgregación cultural, que inexorablemente conducen al Estado Fallido. Ojalá las fuerzas políticas y sociales puedan rectificar en las próximas elecciones éste desolador escenario.
- Director del Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires.
Profesor de Ciencia Política, Estrategia y Geopolítica Universidad Católica de La Plata.