Dr. Jorge Corrado* Especial Total News Agency-TNA-
“En Argentina los honestos son inadaptados sociales”
Anónimo
Estamos transitando los primeros pasos dentro una nueva Guerra Mundial que, por un lado enfrenta al Estado Secular y por el otro al desarrollo y expansión incontenible de las Nuevas Amenazas a la Seguridad. En el caso de que no reaccionemos en tiempo nos colocará, por debilidad cultural, en el campo de un agresor criminal y totalitario y, lo que es más dramático, con la esforzada ayuda inconsciente de un pueblo aturdido y desinformado.
He allí la clave del alto riesgo estratégico que corremos en esta Nueva Guerra Mundial que nos abarca., desde el 11-9-2001.
Podemos comprobar a diario esta situación en el comentario de los “opinólogos” televisivos, o en su reflejo: el coloquio en nuestro medio social y, ya aparece, peligrosamente, en la literatura de nuestros “estrategas militares” a través de una hermenéutica errónea, confusa, apaciguadora y pacifista, frente a un enemigo sin rostro y sin códigos que entiende al “apaciguamiento” como debilidad.
Frente a este enemigo del Occidente Cristiano, estas actitudes niegan a Pascal: “… la justicia sin fuerza se contradice, porque siempre hay malvados…”, y en Pascal la “fuerza” no es solo física o mecánica, es “fuerza espiritual”. Es el sostenimiento de los valores y principios lo que nos hace fuertes, expansivos y finalmente libres. Y es la condición del éxito de la fuerza de las armas, en el combate.
El Imperativo de la Recuperación de la Identidad.
A esta grave vulnerabilidad argentina, como ya lo es la demorada “recuperación de su identidad”, se suman las consecuencias emergentes de la implosión del Imperio Comunista y su pretendido renacer en manos de la tiránica conducción del ex KGB, hoy puesta de manifiesto más que nunca con la masacre de los Ucranianos..
La caída del muro aplastó el intervencionismo económico del Estado y giró, desde la confrontación estratégica nuclear de la lógica bipolar, a la protesta sin límites, a la pancarta como estandarte, que entre nosotros se extendió y se sumó al histórico cuestionamiento social permanente y sin propuestas. Alcanzamos la violencia callejera diaria y disolvente de los piquetes, de los sin tierra o de los cocaleros y el retorno de ideologías muertas, ante la ausencia de la Gran Política, de la Esperanza y del Futuro.
El viejo marxismo derrotado, encubierto en siglas o infiltrado en los partidos, se hizo posmoderno, “progresista”. Cambió métodos, pero retuvo sus objetivos. A la demolición iniciada en los ’80 de la mano de Gramsci, reforma educativa mediante, cuyos resultados escolares hoy escandalizan, se suma el desmoronamiento de las bases sociales y políticas tradicionales de Occidente: la familia, la ley y el Estado. Ya hemos “logrado” la interpretación pervertida de la ley y la demolición homeopática de las instituciones, con aprobación electoral de las concentraciones urbanas, víctimas sociales inconscientes de su propio accionar electoral.
Vamos aceleradamente en Iberoamérica, por el camino más corto, a las “áreas sin ley”, a los “santuarios” que necesita la red de redes, conducida operativamente desde los espacios tribales, al sur del Himalaya, pero más cerca aún desde las oficinas de inteligencia de Caracas y La Habana.
Las víctimas ocultas de esta situación desarrollada por nosotros mismos, son: la cultura (nuestros valores), el derecho (hoy reinterpretado) y la división de poderes (hoy avasallados).
El Desencuentro del Sistema Social con el Sistema Político.
Sigilosamente, pero en lo profundo de sus corazones, los millones de argentinos que trabajan y tratan de mantener a sus familias diariamente anhelan desesperadamente por la recuperación de las Instituciones del Estado, del Derecho, la Familia y la Paz Social.
¿Por qué ese consenso social no se traduce en consenso Político?
¿Por qué nuestras concentraciones urbanas, en particular, no razonan, y votan lo contrario de lo que sienten?
¿Por qué no traslada razonablemente al plano de la política-electoral, la emoción momentánea despertada por el drama cotidiano del desaliento y la desesperanza?
¿Por qué si nos percibimos mayoría los que preferimos los principios tradicionales de orden, libertad, justicia, igualdad ante la ley; respeto a nuestras tradiciones, al matrimonio entre hombre y mujer, a la vida desde la concepción, a la dignidad del trabajo, a la verdad, al esfuerzo, al mérito y a la equidad y no nos sentimos representados por nuestros gobernantes, no hemos podido hasta ahora cambiar el rumbo, democráticamente?
Hay, entre nosotros, sin duda, un grave problema de desarrollo político: de verdadera representación y participación social en el sistema político.
Nuestro sistema político, como mecanismo de acuerdos sociales sinérgicos de la diversidad social, en libertad, no existe. No es funcional. No lo hemos creado.
Cuando la fuerza de la verdad se quiebra, la unidad del pueblo se diluye.
Cuando en las calles flamean varias banderas que no son azul-celeste y blanca, con el sol del Inca en su centro, hay disociación, confusión y necesariamente, violencia. Hay varias culturas en pugna. A Cruz y a Fierro, los acechan y cercan los Viejos Vizcachas ventajeros, hipócritas y falaces.
Por todo ello la defección de la intelectualidad, presa de la propaganda, prisionera de la ideología, de su egoísmo o de su bien-estar, es criminal. Es una deserción no penada en los códigos, que debiera avergonzar a la dirigencia derrotada y débil, que proyecta culpas hacia fuera y sigue fabricando mitos.
El Occidente Cristiano, americano y europeo, está en grave riesgo estratégico. El más grande que haya tenido hasta ahora en la historia. Se necesitan ambos mutuamente, ahora más que nunca. EE.UU. deberá buscar consensos inmediatos y los pueblos occidentales deberán administrar sabiamente su voto, olvidando los cantos de sirena que los llevan a la disolución.
Pocas veces ha tenido tanto peso específico la cultura, en el voto en los pueblos democráticos y en su directa relación con la seguridad estratégica y su posicionamiento frente a los riesgos del futuro, frente a los tremendos desafíos del Siglo XXI.
Pocas veces en la historia los Ministros de Defensa han jugado un rol tan decisivo (cuando existan, por cierto) en los Gabinetes nacionales, como en los tiempos que corren y en los que vendrán, pues esta guerra mundial diferente nos acompañará por largos años.
Pocas veces como en el presente, el Ministerio Político por excelencia es y será el de la Defensa Nacional. Del mismo modo, el Secretario de Cultura juega hoy un rol central como el constructor del punto de apoyo que reclamamos, para salir del laberinto y de la ciénaga.
La sola observación de nuestro vacío conceptual absoluto en esos dos frentes, nos da una idea de la gravedad de la posición argentina, por carencia de liderazgos idóneos, imprescindibles en estas coyunturas críticas.
Se está definiendo “quien manda” en el Siglo XXI. Si manda el Estado secular desarrollado, de la civilización del “Conocimiento”, o el enemigo sin rostro y sin códigos, mixtura en red del “crimen organizado” y los “extremismos fundamentalistas del Islam”, que utiliza a sus irreductibles dogmas y a la inmolación, para atacar al “demonio occidental”: el avance tecnológico, que quiebra el reducto en que se mantiene aislada a la mujer musulmana, dentro de algunos sectores sociales y en algunos estados o áreas de esa religión.
¿Cómo se posiciona Iberoamérica, en éste nuevo mapa estratégico?
¿Tienen conciencia nuestras dirigencias regionales que los conceptos, las organizaciones y la relación de poder con que enfrentamos esta situación, es tremendamente deficitaria?
¿Hemos difundido ante el “soberano” de nuestras Repúblicas Iberoamericanas cuál es el posicionamiento relativo que ostentamos, en esa inmensa media luna del bloque Inter-Oceánico que parte desde Alaska y se cierra en el Japón, atravesando nuestro Atlántico Sur?¿O, no estamos allí?…
Geográficamente sí, estamos allí, en América y más precisamente en Iberoamérica. Ideológicamente estamos ausentes.
Ideológicamente, nuestras dirigencias “transculturizadas”, detrás de la etiqueta del progresismo y del garantismo, no están en el bloque Oceánico. Están alineadas a la “Vieja Europa”, que los Padres Fundadores llamaron alguna vez “podrida”. Desde ella salieron la esclavitud, el imperialismo, el nazismo, el marxismo, el nihilismo y el “democratismo discursivo”, acompañado por el relajamiento de las tradiciones sociales.
Iberoamérica está ocupada y colonizada ideológicamente por “indecentes y débiles culturales”. Por el “hijo sobreprotegido” de los pioneros de fuertes principios, aunque fueran iletrados. Son los especuladores, los “idiotas presentables”, los ventajeros o corruptos ideologizados, que nos conducen y no nos representan.
Estos son los rostros del trastrocamiento cultural a revertir en el más breve plazo en nuestro continente, actualmente bajo la acción demoledora del narcoterrorismo, interrelacionado con el viejo terrorismo-revolucionario doméstico, a través de sus remanentes marginales y de sus retaguardias postergadas.
Esta especie urbana, la más civilizada del país, es absolutamente desarraigada. Se ha transculturizado, ha perdido su identidad, relativizando sus valores tradicionales. No creen en la Nación, no creen que haya una identidad argentina. Han perdido la moral de los pioneros, han destruido la familia, la educación, la formación espiritual…en nombre del “progresismo”, eufemismo que surgió a partir del fracaso del marxismo soviético.
La variante ideológica adoptada desde entonces los lleva inexorablemente a una extraña y encubierta aproximación con las dictaduras, con el crimen organizado, con los “jihadistas” y fundamentalistas islámicos. Del terrorismo revolucionario doméstico, del tiempo de la bipolaridad, han pasado al apoyo y compromiso con el mega-terrorismo o terrorismo globalizado criminal y el ejemplo más claro, en la Iberoamérica del 2022, lo evidencian las FARC colombianas.
En Síntesis.
- Hay confusión en los dirigentes e incertidumbre en la conducciónde los Estados.
- Muchos intelectuales occidentales han defeccionado, se han transculturizado.
- Las culturas débiles impiden enfrentar los riesgos estratégicos en el Siglo XXI.
- La “recuperación de la identidad” es una exigencia previa a la salida de la crisis.
- El sistema social no encuentra representación en el sistema político.
- Las transiciones políticas, en la posguerra fría iberoamericana, han sido hasta ahora negativas.
- Hay un nuevo mapa estratégico y la actitud cultural de la “Europa Laica” complica la estrategia “interoceánica”, frente a un enemigo irresponsable, sanguinario, provisto de armas de destrucción masiva, legitimadas para su empleo por parte de la conducción religiosa islámica.
- Geográficamente pertenecemos a la alianza “interoceánica occidental”. Nuestra dirigencia ideológicamente transculturizada, se adhiere encubiertamente a la estrategia indirecta desarrollada por actores extra continentales como China y Rusia.
- El riesgo estratégico central de Iberoamérica es la preservación del Estado Institucional.
- La salida del laberinto indica la necesidad de no confundir “las chispas con los combustibles”, las consecuencias de la crisis, con sus causas. Localizadas estas como de orden cultural y político, se hace insoslayable superarlas en el más breve plazo, para reingresar al progreso.
- Si entendemos su etiología, la crisis es siempre una oportunidad y su gravedad puede facilitar el curso de acción positivo.
- En las presentes circunstancias, los sistemas políticos deberán recuperarse desde ellos mismos. La alternativa es la disolución nacional.
- ● Director del Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires.