
Leonardo Claudino, investigador de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) en Estados Unidos, plantea “un escenario en el que una persona aprende a tocar una nueva canción en el piano; durante las pausas, el cerebro repite una versión 50 veces más rápida de los movimientos utilizados para tocar la canción, una y otra vez, lo que refuerza la conexión de neuronas en las áreas asociadas a esa nueva memoria”.
“Una habilidad de dos segundos se repite en el cerebro en la escala de milisegundos. Al hacer estas repeticiones, el cerebro consolida el aprendizaje. Esta técnica de intervalos de descanso es ideal para quienes estudian en el colegio o la universidad, ya que ayuda a acentuar mejor los conocimientos”, afirmó Claudino.
El efecto de las pequeñas pausas
Incluso antes de estudiar el efecto de estas pequeñas pausas, los científicos ya sabían que el cerebro necesitaba descansar para consolidar los recuerdos. Esto implica transferir la memoria desde el hipocampo, donde se guardan los registros temporales, a áreas del neocórtex, donde se encuentra la memoria más duradera. Hasta el momento, se creía que solo durante el sueño, cuando el cerebro está más libre de estímulos sensoriales externos, se producía este proceso de consolidación. Ahora se confirma que los recuerdos también se consolidan casi simultáneamente con la práctica, proceso que parece ser complementario a lo que ocurre mientras dormimos.
“Una pausa rápida puede registrar detalles más minuciosos: la sinergia entre los dedos al teclear, el movimiento. Es una hipótesis para que alguien investigue en el futuro”, indica el especialista.
Al respecto, puntualizó: “Veo un uso más directo cuando pienso en prácticas deportivas o musicales, que implican sesiones en las que el deportista o artista realizará varias veces el mismo movimiento. Una lección para tener en cuenta es que cuando se empiece a aprender una nueva técnica, hay que evitar practicar hasta el agotamiento, hasta el fracaso. En cambio, es mejor tomar descansos”.
“La perfección llegará más rápido si se le da tiempo al cerebro para consolidar (el aprendizaje) en lugar de practicar sin cesar para la perfección”, concluyó.
Fuente Ambito