Washington, 2 jun (EFE).- En los Alpes hay cada vez menos nieve y más vegetación por culpa del calentamiento global, lo que amenaza con desencadenar un círculo vicioso, ya que las plantas reflejan menos luz solar que la nieve y esto hace que aumente la temperatura, según un estudio publicado este jueves en Science.
Investigadores de la Universidad de Lausanne y la Universidad de Basilea utilizaron imágenes de satélite de alta resolución para estudiar la evolución del paisaje alpino entre 1984 y 2021.
Los resultados muestran una ligera reducción del nivel de nieve en la zona, pero sobre todo un gran aumento de la cantidad de vegetación que crece por encima del límite del bosque, donde los árboles ya no pueden desarrollarse.
Este fenómeno ya se ha documentado en el Ártico y empieza ahora a ser visible en zonas montañosas, explican los investigadores.
Según Sabine Rumpf, la principal autora del estudio, el cambio se está produciendo de manera especialmente notable en los Alpes, donde la vegetación ha crecido un 80 % durante el período analizado por el equipo.
Hay plantas que están colonizando nuevas zonas y la vegetación se está volviendo más densa y alta por el aumento de las precipitaciones y el alargamiento de las épocas cálidas, en las que pueden desarrollarse.
“La biodiversidad única de los Alpes se encuentra bajo una presión considerable”, explicó la experta, debido a que esta colonización pone en peligro a las especies típicas de la región, muy resistentes a las duras condiciones climáticas pero poco competitivas.
La pérdida de nieve, por otro lado, no es tan pronunciada como el aumento de la vegetación, pero representa un problema en cuanto que la falta de cobertura helada puede agravar y acelerar el calentamiento de la zona.
Con todo, la pérdida de nieve es significativa en un 10 % de la región estudiada. En algunas zonas bajas se puede ver cómo apenas quedan restos.
Los investigadores no han tenido en cuenta las zonas por debajo de los 1.700 metros, los glaciares y los bosques.
El calentamiento de la región puede llevar al deshielo de los glaciares y el permafrost, lo que por su parte aumentaría la cantidad de corrimientos de tierras o afectar a la calidad del agua de los manantiales, recuerdan los investigadores.
Fuente El Mundo USA