El embajador en Brasil, Daniel Osvaldo Scioli, exvicepresidente de la Nación, exgobernador bonaerense y candidato a presidente por el Frente de la Victoria en las elecciones de 2015 que terminaron con el triunfo de Mauricio Macri, fue confirmado anoche como ministro de Desarrollo Productivo en reemplazo de Matías Kulfas, en lo que promete ser un capítulo más de una prolífica carrera política iniciada en los años ’90 en las filas del Justicialismo.
La designación de Scioli se produce luego de que el presidente Alberto Fernández le pidiera ayer la renuncia a Kulfas luego de considerar “éticamente reprochable” la difusión de un informe ‘en off’ sobre el proceso licitatorio del gasoducto Néstor Kirchner.
En una jornada que había comenzado con la acusación de la vicepresidenta Cristina Fernández a “funcionarios del propio gobierno” de “ejecutar ataques, sin dar la cara, mintiendo y utilizando periodistas”.
En este contexto, la llegada de Scioli es una forma de refirmar la unidad del oficialismo que el vienes exhibieron el Presidente y la Vicepresidenta cuando encabezaron en el predio de Tecnópolis un acto por el centenario de la creación de YPF.
Scioli obtuvo consideración pública al principios de los ’90 al participar de competencias de motonáutica que en aquella década captaban la atención del público televisivo.
Esa notoriedad le valió obtener por parte del entonces presidente Carlos Saúl Menem un beneplácito para iniciar un recorrido público que comenzó en 1997 con una banca de diputado de la Nación por el Partido Justicialista
Con una historia que mezcla la épica deportiva, el pasado empresario, su empatía con los medios de comunicación, Scioli supo con esa experiencia barrenar los vaivenes del peronismo durante los últimos 25 años, al punto de convertirse en uno de los protagonistas de la política argentina.
Scioli fue definido a lo largo de los años por sus compañeros de militancia como “un hombre que no habla mucho” pero que “tiene una firme convicción de cumplir con lo que se propone, con mucha paciencia y siempre poniendo la otra mejilla a las críticas”, lo que lo fue transformando en un dirigente con una imagen incombustible.
Aquel segundo hijo de un importante empresario de electrodomésticos dueño de “Casa Scioli”, fue muchas veces subestimado por sus discursos pocos creativos o reiterativos con palabras comunes como “fe” y “esperanza”.
Otro de los fuertes vientos que logró superar el exmotonauta fue la constante desconfianza de algunos dirigentes que lo apuntaban como “poco leal” al proyecto que inició en 2003 Néstor Kirchner y que lo tuvo como vicepresidente hasta 2007.
Nunca se alejó del kirchnerismo a pesar de las diputas internas que lo envolvieron en los doce años que ese espacio político gobernó la Argentina.
Al hombre nacido el 13 de enero de 1957 y que vivió sus primeros años en el barrio porteño de Villa Crespo, muchos políticos y empresarios lo imaginaron enfrentado con Cristina Fernández cuando ejercía la presidencia, sin embargo, fue ella quien lo ungió como candidato del Frente de la Victoria en 2015.
Con su estilo que conjuga la clásica liturgia de un dirigente peronista con los modos de un empresario, siempre preocupado por mantener una buena relación con los medios, Scioli supo ganarse la confianza y el respeto del kirchnerismo y de los demás sectores que integran el peronismo.
Amante de la actividad deportiva e hincha de Boca Juniors, convirtió a su lugar en el mundo, Villa La Ñata -en el municipio de Tigre-, en una importante sede para el futsal profesional.
Como empresario también fue representante de Electrolux en Argentina; y en la función pública fue vicepresidente (2003-2007); gobernador bonaerense (2007-2015); diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires (1997-2002); secretario de Turismo y Deporte (2002); vicepresidente a cargo del PJ; pero a Scioli le faltaba un diploma universitario y en septiembre se recibió de Licenciado en Comercialización de la UADE.
El alumno que inició sus estudios primarios en el Colegio Ward, durante los años que vivió en Ramos Mejía, y que continuó la secundaria en el Carlos Pellegrini, cumplió la promesa que tenía con su fallecido padre José -su madre se llamaba Esther Méndez- y se graduó en la Universidad Argentina de la Empresa.
A pesar de sus relevantes cargos en la función pública, sus apariciones mediáticas y su historia deportiva, en la memoria popular todavía quedan las imágenes del trágico accidente náutico en 1989, que le provocó la pérdida total de su brazo derecho y lo marcó para toda la vida.
Tras perder con Macri en 2015, volvió a la Cámara de Diputados en las elecciones legislativas de 2017, cuando ocupó el quinto puesto en la lista de candidatos de Unidad Ciudadana, que llevó como postulante a primera senadora a Cristina Fernández.
Alberto Fernández lo invitó a presenciar el primer debate presidencial de cara a las elecciones de 2019, y al mirar a cámara señaló a Macri y le espetó: “Hace cuatro años, hubo un candidato que mintió y otro que dijo la verdad. Uno está en este escenario, y el otro se encuentra en el auditorio”.
Tras ganar esos comicios, Fernández lo designó como embajador en Brasil para manejar la relación con el principal socio comercial del país que se prefiguraba como conflictiva bajo la presidencia del derechista Jair Bolsonaro.
Fuente El Cronista