Por Nicolás Wiñazki
El ex jefe del Ejército tiene influencia en el Instituto Patria. Buscaba meterse en la Agencia Federal de Inteligencia que ahora comanda Agustín Rossi.
El Gobierno Nacional resistirá una posible presión de parte de los Kirchner, un nuevo intento para avanzar sobre una de las áreas del Estado más sensibles.
En la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), el ente que controla el trabajo del servicio secreto argentino, el Presidente acaba de nombrar a un nuevo jefe de los espías nacionales. Es el influyente Agustín Rossi, dos veces ministro de Defensa, y ex jefe de la bancada del PJ en Diputados.
Pero los Kirchner mantienen lazos con el polémico ex jefe del Ejército César Gerardo Santos del Corazón de Jesús Milani, acusado de haber montado un aparato de Inteligencia paralelo al de la AFI en la segunda presidencia de Cristina. El militar, quien fue acusado de haber cometido delitos de lesa humanidad durante la dictadura y luego fue absuelto en procesos cuestionados por dirigentes de Derechos Humanos, es un experto en Inteligencia. Se formó en esa rama del Ejército, hasta ascender al máximo cargo al que puede aspirar un militar argentino.
Durante los últimos años de su carrera, su apogeo en el poder logró ampliar el espionaje militar y consiguió un multimillonario aumento para gastar en esas labores cuya esencia es el secreto y la confidencialidad. Tal como publicó Clarín, Milani intentará influir en la nueva AFI, aunque el nuevo titular del organismo no lo permitirá si finalmente ese avance soñado por el ex jefe del Ejército llegara a concretarse.
“No lo tengo en el radar”, habría dicho Rossi ante interlocutores que le alertaron sobre esa posibilidad.
El intento de imponer a ex subalternos de Inteligencia en la AFI es un plan soñado para Milani pero será de resolución compleja, imposible si Rossi se mantiene firme, ratificaron fuentes del oficialismo.
Fuentes al tanto de los detalles de las internas en las Fuerzas Armadas, relataron a Clarín cómo Milani perdió su antigua influencia tras los últimos ascenso en las jefaturas del Ejército y el resto de las Fuerzas Armadas (FF.AA.).
Aunque es el Presidente quien elige a las autoridades de las FF.AA., Rossi usó su experiencia en su segunda gestión en Defensa para lograr que se designe como nuevo jefe del Estado Mayor Conjunto al Teniente General Juan Martin Paleo, un hombre formado en la rama de Infantería, con un currículum irreprochable, y que además pertenece a un sector del Ejército que nada tuvo que ver con la gestión de Milani en el pasado.
Paleo fue un subalterno destacado del ex jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general (RE) Martin Balza, quien jugó un importante rol en la defensa de la democracia durante los levantamientos carapintadas de inicios de los 90. A su lado, en esos tiempos cruciales, trabajó Paleo.
Como Jefe del Estado Mayor del Ejército fue nombrado el teniente General Agustín Cejas, de la rama de Artilleros, también ajeno a la influencia de Milani.
Cejas, ya en la gestión de Jorge Taiana en Defensa, fue reemplazado por el general de división Guillermo Pereda. Otro militar que nada se acercó a Milani.
Quien ocupa hoy la jefatura de la Dirección de Inteligencia Militar “tampoco responde al ex jefe de las FFAA de la última gestión de Cristina Kirchner”.
Rossi estaba al frente de Defensa cuando Milani ascendió, ocupando dos cargos al mismo tiempo, uno de ellos, justamente, el de titular de los agentes de Inteligencia de su fuerza. El ministro le pidió que deje ése último puesto.
Pasaron los años, y Milani debió renunciar acechado por los juicios en su contra, y también por la presión de las denuncias de la oposición, y de propios espías en actividad, que lo señalaron como ideólogo y organizador del servicio de Inteligencia “clandestino” que gastó cientos de millones de pesos en equipamiento y contratación de personal, tal como consta en expedientes judiciales que investigaron esa trama.
Milani no ostenta la influencia de las viejas épocas, pero aun tiene vínculo con los principales consejeros de la Vicepresidenta, entre ellos Oscar Parrilli. Su obsesión y objetivo es volver a ser el hombre fuerte del espionaje nacional.
¿Milani podrá nombrar a agentes de confianza en el nuevo esquema de la AFI?
Clarín logró el año pasado, mediante un pedido de acceso a la información pública, que el ministerio de Defensa responda sobre nombramientos de militares retirados en nuevos cargos en el organismo. Así se supo que uno de los leales a Milani, especialista en Inteligencia, Marcelo Granitto, fue contratado como asesor en la secretaría de Estrategia y Asuntos Militares, cuyo titular es Sergio Rossi, primo de Agustín Rossi. El nexo con Milani, en ese caso, es innegable. Pero las aspiraciones de Granitto para volver a Defensa eran otras: buscaba un cargo en la Dirección de Inteligencia, el ámbito en el que su jefe añora volver a tener bajo su potestad mediante terceros. No pasó.
De acuerdo a fuentes oficiales y del mundo del espionaje, Rossi “no aceptará que cuadros militares allegados a Milani ocupen puestos en la AFI”.
Es cierto que el ex mandamás en el espionaje militar sigue teniendo apoyos en el Instituto Patria, sede central de las operaciones de los Kirchner. Pero ese apoyo es solo en la facción más radicalizada del oficialismo.
Hasta ahora, de acuerdo a fuentes del espionaje nacional, se sucedía una disputa feroz por ampliar su poder en el área de la Inteligencia entre grupos que responden a la Casa Militar -el ente que se encarga de la seguridad de la Casa Rosada y la Quinta de Olivos-, interna en la que también se involucró parte de oficiales del Ejército y hasta el Instituto Patria.
El cambio de la jefatura de la AFI, salida Cristina Caamaño Iglesias Paiz y recién llegado Agustín Rossi, esperanzó a esos sectores a involucrarse también en la AFI. El área de Contrainteligencia está bajo mando de militantes de La Cámpora. Rossi tuvo ayer su primer día como jefe de los espías. Sus ideas para la AFI “son distintas” a las de Milani y sus leales.
Fuente Clarin