«¿Eso es poca droga, no? ¿Y dónde están las armas de fuego?». Estas preguntas, lanzadas por un juez cualquiera, son un dolor de cabeza para quienes combaten a las bandas latinas. «Cuesta convencerlos de cómo unos críos pueden reventar el mundo adolescente y cometer delitos muy graves, pero empiezan a tener un poder del que no somos conscientes». Es el análisis de uno de los agentes con varias operaciones contra ellos a sus espaldas. Todos los que lo hacen admiten que la lucha contra las bandas juveniles avanza con gran dificultad por dos motivos: la legislación del menor hace impunes comportamientos muy graves, y en segundo lugar la mayoría de jueces no acaban de entender la dimensión del fenómeno, que… Ver Más
Fuente ABC