En la reunión ministerial de la OMC, prevista hasta el 15 de junio en Ginebra, se están debatiendo dos textos: uno de ellos tiene por objetivo facilitar la circulación de los componentes y productos necesarios para luchar contra esta y las futuras pandemias; y el segundo, permitir la liberación temporal de las patentes de las vacunas contra el covid-19.
Este último tema divide. Por un lado, la industria farmacéutica y Suiza consideran que debilita la propiedad intelectual. Por el otro, las oenegés creen que el texto no es suficientemente ambicioso como para ser eficaz.
Para el embajador suizo, Markus Schlagenhof, delegado de acuerdos comerciales, “pretender que una amplia exención de la propiedad intelectual resolvería el problema no se corresponde con la realidad”.
El resultado de las discusiones aún es incierto. Como la OMC funciona por consenso, los 164 países miembros deben estar de acuerdo.
Más de dos años después de la aparición del covid-19, las tasas de vacunación siguen siendo insuficientes en los países pobres, especialmente en África.
Según la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, “durante una pandemia, compartir la tecnología es una cuestión de vida o muerte, y nosotros elegimos la muerte”.
En su discurso, el ministro de Comercio indio, Piyush Goyal, lamentó la “falta de reacción rápida” de la OMC.
India suspendió sus exportaciones de vacunas durante muchos meses para satisfacer las necesidades de su población, a pesar de ser el principal proveedor del sistema de reparto internacional Covax.
El proyecto de acuerdo sobre propiedad intelectual establece que los “países en desarrollo que cumplan los requisitos” podrán producir vacunas “sin el consentimiento del titular de los derechos mediante cualquier instrumento disponible en la legislación” de ese país.
Fuente Ambito