Tras la tormenta de una negociación contrarreloj, que ha tenido en vilo a las miles de familias que dependen de la empresa, hoy ha llegado la calma a Cerealto Siro, que ha firmado por fin el acuerdo con el nuevo inversor para un nuevo plan para la firma galletera que por momentos parecía estar abocada al cierre. Se dejan atrás días de tensión tras los que el presidente de la compañía ha mostrado su confianza en la nueva etapa que encara el negocio que creó junto a su mujer hace casi ya 40 años. «Entrego las llaves», ha señalado emocionado Juan Manuel González Serna, y «me produce una enorme satisfacción miraros y ver que tenéis futuro», ha apuntado dirigiéndose a los representantes de los trabajadores presentes en la rúbrica del marco que abre una nueva etapa. Entre el público, la ministra de Industria, Reyes Maroto, y el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que al final celebran de la mano la solución de esta crisis industrial, dejando aparcadas las asperezas y los cruces de declaraciones que se sucedieron desde el inicio de los contactos entre las partes. «Hoy ya estamos más tranquilos que el sábado, había muchos nervios», ha señalado la socialista. «Los acontecimientos de estos últimos días nos han desbordado a todos», ha apostillado el popular. Sea como fuere, las cuatro fotos de familia, una por cada una de las plantas de Cerealto Siro, ponen el punto final a unas largas negociaciones y los presidentes de los comités de empresa ha agradecido a las administraciones públicas el trabajo efectuado «en unos días duros y en unos meses difíciles», informa Ical. Aunque a pie de acuerdo el tono bronco se ha silenciado, horas antes aún quedaron rescoldos de reproches. El secretario provincial del PSOE en Zamora, Antidio Fagúndez, se ha sumado a las repetidas y orquestadas críticas socialistas y ha afirmado que «si la responsabilidad de que Siro se quedase en Castilla y León llega a ser de la Junta, la empresa estaría hoy cerrada y los 1.700 trabajadores, en la calle» y concluir con una frase para el recuerdo: «Todas las empresas que se han ido de Zamora y de Castilla y León habrían tenido un futuro muy diferente si hubiéramos tenido otro gobierno». Más moderada, la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, ha vuelto a expresar su satisfacción por el resultado de las negociaciones. La Junta «tiene que formar parte de la solución. Lo más difícil, encontrar un inversor y que los trabajadores aceptaran las nuevas condiciones que se plantean, está hecho, pero todavía nos falta un largo camino por recorrer», ha alentado. También prudente se ha mostrado el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo (Vox), que ha celebrado el acuerdo y ha defendido el papel de la Junta porque «es notorio y público que hemos participado en varias reuniones. Hemos aportado mucho, trabajamos y no estamos en la foto», ha zanajado.
Fuente ABC