«Asfalto, calle, costumbrismo. Y autenticidad. Mucha autenticidad. El privilegio de lo genuino. El rock sin adulterar». Así de acertadamente describen los organizadores de Las Noches del Botánico la velada que nos espera este miércoles en el festival, que ya ha arrancado su nueva edición en Ciudad Universitaria. A las 20.45 horas subirán al escenario Los Enemigos capitaneados por Josele Santiago para presentar su magnífico último disco ‘Bestieza’, y después, a las 22.30, será el turno de una leyenda llamada Burning cuyo comandante tiene algunos galones más: el incombustible Johnny Cifuentes. Empiezo con una fácil, ¿qué tienen en común Burning y Los Enemigos? Los Enemigos siempre han estado cerca de Burning, incluso en conciertos de aniversario y otras celebraciones. Son un grupo de barrio, como nosotros, y eso nos hermana. El rock’n’roll significa lo mismo para los dos. Animo a la gente a acudir al Botánico, porque no sabemos si esto se va a repetir. Quienes vengan se van a llevar un recuerdo único, ¡casi como los que fueron a los Stones el otro día! Supongo que usted no se lo perdió. Supones bien, querido Nacho (risas). Fui a verles, una vez más. Tenía dudas por la ausencia del tío Charlie a la batería, pero nos abrieron el corazón. La gente decía que la entradas eran muy caras, pero yo lo vi como una inversión en calidad de vida. Me hicieron feliz, ¡estuve a puntito de llorar! ¿Cabe la posibilidad de que Los Enemigos y Burning compartan escenario en algún momento de la velada de este miércoles? Ya sabes cómo funcionan estas cosas. En la prueba de sonido será cuando nos encontremos, y ahí veremos si podemos urdir algún plan para que eso ocurra. A mí me encantaría compartir una canción con ellos. El repertorio de Burning estará plagado de clásicos, pero también del formidable último disco, ‘Pura Sangre’, e imagino que de su álbum en solitario ‘Hagámoslo’. Así es. ‘Pura Sangre’ se ha convertido en un disco muy poderoso, y mis canciones en solitario son como una continuación de Burning. Las canciones nacen del mismo corazón, del mismo puño y letra. Y por supuesto, no faltarán todos los clásicos que la gente siempre quiere oír. Además acabamos de sacar un single con el que estamos muy contentos, se llama ‘Algo está ardiendo’.<iframe width=”500″ height=”315″ src=”https://www.youtube.com/embed/onOWYTenzb0″ title=”YouTube video player” frameborder=”0″ allow=”accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture” allowfullscreen></iframe> El videoclip empieza con un bonito mensaje para ‘todos esos músicos que día tras día acuden a los ensayos para currar o componer nuevas canciones’. ¿Siente que hay herederos de Burning en la nuevas generaciones de rockeros madrileños? ¡Sí! No están llegando muchos mensajes de grupos jóvenes por las redes sociales, diciéndonos que les molamos mucho porque les hemos hecho sentir el rock, y que ahora siguen nuestros camino. Para mí es una satisfacción. ¿Cómo ve el panorama post-pandémico para la música en directo? Ha hecho estragos. Me he pasado dos años mirando por la ventana, y la cabeza y el cerebro… pues ya sabes cómo son. Ha sido muy duro para todas la familias que viven de esto. Pero ahora hay que ser positivo. Su bar El Cocodrilo sigue al pie del cañón, ¿verdad? Sí, ahí seguimos en el distrito Latina (en la calle Cebreros, 101). La sala que no ha tenido tanta suerte ha sido la Caracol, que ha tenido que cerrar esta misma semana. Nunca esperas una noticia así, y menos con una sala de ese peso. Habremos tocado allí una docenas de veces, y he vivido noches inolvidables sobre y bajo su escenario. Me acabo de enterar y aún no lo puedo digerir. Me gustaría que fuera un mal sueño. Pongo mi nombre y mi grupo a disposición para todo lo que sirva para apoyar con todo mi corazón a la sala y conseguir que esto se revierta. No podemos quedarnos como si nada ante un cierre como este. Es como si desahuciaran a una persona mayor de su casa. Nos están desahuciando culturalmente, quitándonos los sitios donde nacen y crecen los grupos. Las salas de conciertos no son un mero negocio y no deben regirse por la leyes del mercado, así sin más. Merecen una protección particular, porque el tejido cultural hay que protegerlo. ¿Que no cumple con esto o lo otro? Hombre por favor, un poco de respeto.
Fuente ABC