Por Hernán Cappiello
Fue encontrada anoche en la inspección que duró hasta las 4 de la mañana; participaron funcionarios judiciales, decenas de policías y especialistas en aeronáutica; se bajó la información de la “caja negra”
Una tablet, de la que hasta ahora no se tenían noticias, fue encontrada en el Boeing 747 sospechoso, inmovilizado en Ezeiza luego de que aterrizó con cinco iraníes y 14 venezolanos. Fue uno de los resultados de una larguísima inspección que duró desde ayer al atardecer hasta las 4 de la madrugada y que estuvo a cargo de funcionarios judiciales, decenas de policías y especialistas en aeronaútica.
Los investigadores se llevaron además el contenido de la caja negra del avión, que reúne los parámetros de vuelo que lo trajeron a la Argentina, las modulaciones de la radio y las conversaciones que se mantuvieron en la cabina.Ads by
El procedimiento fue ordenado por el juez federal de Lomas de Zamora, Federico Villena que -junto con la fiscal federal Cecilia Incardona– están a cargo de la averiguación de la actividad de los tripulantes sospechosos, cuyos pasaportes fueron retenidos y se les impidió la salida del país.
Mientras se aguardan datos para corroborar sus identidades y si están listados por Estados Unidos como integrantes de alguna organización catalogada como terrorista, los investigadores judiciales están certificando cada dato para pisar sobre bases firmes. Por ejemplo si efectivamente los Estados Unidos sancionó a la aerolínea estatal venezolana dueña de aeronave de carga y a su dueña original, una empresa iraní sospechada de transportar armas y agentes de la Guardia Revolucionaria Islámica Fuerza Quds.
Con ese mismo espíritu es que dispuso una nueva revisión del avión, esta vez a cargo de funcionarios judiciales, efectivos de la Policía Federal, de la Delegación Unidad de Investigaciones Antiterroristas (DUIA), especialistas en aeronáutica.
El avión esta retenido en una pista auxiliar del aeropuerto de Ezeiza, en desuso, sobre la parte trasera de la aeroestación y no se advierte desde la calle. Estaba sellado, franjado, con para asegurar la cadena de custodia y vigilado por la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
Allí llegaron los expertos y secuestraron una tablet, de la que hasta ahora no se tenían noticias, dijeron a La Nacion fuentes cercanas a la investigación. “Si bien pasó tiempo y pudieron borrar el contenido de los teléfonos antes de que fueran secuestrados, no iban a entregarlos tan fácilmente si es que no tenían algo más”, especuló uno de los investigadores.
Se suma a los 18 teléfonos celulares secuestrados, las 7 computadoras tipo notebooks y las cinco tablets que ya fueron trabajadas por la división de Cibercrimen de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, según confirmaron desde esa fuerza.
Los datos de esos equipamientos electrónicos ya fueron entregados a la Policía Federal, que está analizando el contenido de esos aparatos, con traductores, ya que buena parte de la información está en farsi. En esa búsqueda exhaustiva, que se extendió hasta las 4 de la mañana se secuestraron documentos del avión que serán analizados.
Los expertos se llevaron además el contenido de la caja negra del avión. En realidad la caja negra son dos cajas y no son negras, sino naranja fosforescente, para que puedan ser fácilmente ubicadas en caso de un accidente aéreo. Una de esas cajas graba las conversaciones de la cabina y las que se mantienen por radio. Y la otra registra los parámetros de vuelo y cada acción que hacen los pilotos sobre el instrumental.
Una de ellas se llama Flight Data Recorder (FDR) que registra de datos de vuelo, parámetros técnicos como altitud, rumbo, velocidad con respecto al aire, posición de los flaps, rendimiento de los motores o presión. Pude almacenar hasta 25 horas. Y la otra es la Cockpit Voice Recorder (CVR), que graba todo el sonido que se produce en la cabina de la aeronave. Se pude saber si hubo comunicación con la torre de control, si hubo algún incidente o alarma o lo que se dijo en la cabina y escuchar las conversaciones de los pilotos. Su análisis puede demorar y está a cargo de especialistas en accidentes aéreos.
Fuente La Nacion