La Policía Federal (PF) halló allí restos humanos, que ayer fueron enviados a Brasilia para su identificación.
El móvil del crimen, así como las circunstancias de la muerte –al parecer con arma de fuego– todavía deben determinarse.
Mafias
Phillips, de 57 años, estaba trabajando en un libro sobre la preservación de la Amazonia. Pereira, un exfuncionario de la oficial Fundación Nacional del Indio (Funai) le hacía de guía en esta región en la que viven 26 pueblos aborígenes, muchos de ellos aislados, y en la que operan narcotraficantes y mineros, pescadores y madereros ilegales.
El experto de la Funai había recibido amenazas de estos grupos por su labor en defensa de las tierras protegidas.
La Amazonia está “a merced de la ley del más fuerte, bajo la cual la brutalidad es moneda corriente”, deploró ayer WWF, mostrando su “indignación” por la desprotección del Estado a los “pueblos de la selva y sus defensores”.
Greenpeace, por su parte, aseguró que en los últimos tres años Brasil se ha ido configurando como la tierra de la ley del “todo vale”, alimentada por las “acciones y omisiones” del Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, en el poder desde 2019.
“Vale la invasión y la apropiación de tierras, vale la proliferación de la minería, vale la extracción ilegal de madera, vale cualquier conflicto territorial… Y vale la pena matar para asegurarse de que ninguna de estas actividades criminales se evite”, agregó la ONG.
Todos contra el ultraderechista
La desaparición de Phillips, reportero del The Guardian, y Pereira avivó las criticas contra el Gobierno de Bolsonaro, acusado de alentar las invasiones de tierras indígenas con su discurso a favor de la explotación económica de la selva.
El mandatario causó estos días indignación con varias declaraciones, cuando dijo que la incursión de Phillips y Pereira era una “aventura no recomendable” y que el reportero británico era “mal visto” en la región amazónica por su labor informativa sobre las actividades ilegales.
La Unión de Pueblos Indígenas del Valle de Javarí (Univaja), cuyos miembros participaron activamente en las búsquedas, calificó de “crimen político” el asesinato, pues ambos eran “defensores de los derechos humanos”.
La Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación (Abraji) afirmó que en los últimos años la labor de los periodistas y ambientalistas ha servido para mostrar los “récords” de crímenes ambientales en la región, así como los asesinatos de activistas y los recortes de presupuesto en los organismos de control ambiental.
En 2020, se cometieron 20 asesinatos de activistas ligados a la causa ambiental en Brasil, denunció Greenpeace.
“En paralelo, el presidente y sus aliados se convirtieron en protagonistas de los ataques a la prensa”, señaló la Abraji.
Reclamo
Desde Londres, Jonathan Watts, colega de Phillips en The Guardian, dijo esperar que estos “monstruosos” asesinatos alienten, y no disuadan, a los medios de comunicación a proseguir su trabajo sobre los crímenes medioambientales.
El jefe de la PF en el estado de Amazonas (noroeste), Eduardo Alexandre Fontes, aseguró que es muy probable que los restos mortales hallados en el lugar señalado por Oliveira “correspondan a Phillips y Pereira”, aunque para confirmarlo oficialmente deben someterlos a pruebas de identificación.
Los restos llegaron ayer a Brasilia para ser identificados por el Instituto de Criminalística. Los resultados saldrán la semana que viene, según la prensa local.
La familia de Phillips en el Reino Unido dijo que está “con el corazón partido” tras conocer su muerte y la de Pereira y agradecieron a los participantes de las búsquedas, “especialmente a los indígenas”.
La investigación continúa para determinar el papel exacto que tuvieron los dos hermanos presos y sus eventuales cómplices.
La prensa afirma que habría otros tres sospechosos, entre ellos un posible ordenante del crimen, una información no confirmada oficialmente por la PF.
Fuente Ambito