
Según datos de la Secretaría de Comunicación de la Presidencia de la República publicados por el portal de noticias UOL, en 2021 el Palacio del Planalto había comprado espacio en Globo para 46 inserciones publicitarias de ‘utilidad pública’ y apenas diez para mensajes institucionales.
En cambio, en el primer semestre de 2022 se contrataron en Globo 72 campañas institucionales y apenas dos de “utilidad pública”.
El aumento de la pauta publicitaria en Globo, el canal abiertamente defensor del modelo económico neoliberal de privatizaciones y ajuste del ministro de Economía, Paulo Guedes, es contrario al ala ideológica del bolsonarismo.
Desde que asumió, Bolsonaro apostó a los medios alternativos para enviar sus mensajes y logró el apoyo explícito y oficial de dos cadenas de televisión abierta competidoras de Globo: el canal Record, propiedad de la evangélica Iglesia Universal, y SBT, cuyo titular es el magnate Silvio Santos, suegro del ministro de Comunicaciones de Brasil, Fabio Faria.
El valor invertido en Globo en 2022 es de 11,4 millones de reales (unos 2 millones de dólares), un 41% de todo lo aplicado desde 2019.
Según UOL, las planillas informadas oficialmente por el gobierno indican que los canales bolsonaristas han recibido en 2022 menos dinero que Globo, emisora famosa por haber apoyado a la dictadura militar (1964-1985) y que reconoció en 2014 que aquel posicionamiento había sido un error.
Globo históricamente combatió en sus editoriales a Lula da Silva, y manipuló un debate de candidatos en 1989 que definió aquella campaña en favor de Fernando Collor de Mello, que ganó los comicios aquel año.
El Partido de los Trabajadores (PT) fustigó las convocatorias realizadas por el canal con sede en Río de Janeiro, famoso por ser líder mundial en telenovelas, para que la población saliera a las calles para pedir la destitución de la expresidenta Dilma Rousseff.
Fuente Ambito