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Por Nahuel Gallota
Gordo, Mirko y Maico escapaban en un auto robado y terminaron abajo de un camión tras una persecución policial. Un perfil delincuencial con características bien particulares.
Los policías de zona norte lo presentaban como “candidato” en cada investigación preliminar por robos de autos a mano armada. “Era híper nombrado. Uno de los cuatro o cinco ‘sospechosos de siempre’ de los que te hablan a partir de las descripciones de las víctimas y el modus operandi. Si bien era pendejo, era un viejo conocido”, explica un investigador judicial.
Se refiere a Joel Guillermo “Gordo” Galván (25), el conductor del VW Vento robado que escapaba de la Policía y se metió debajo de un camión estacionado en la banquina de la Panamericana.
Galván murió. No fue la única víctima: Joaquín Mirko Fernández Muñoz (23) y Malena Chiocconi (21) también fallecieron. Un menor de 16 años se encuentra internado en grave estado en un hospital de Pacheco. El accidente fue a las 4.40 de la madrugada del viernes.
Joel llevaba una cadena de oro de aproximadamente 200 gramos, que valdría cerca de 2,5 millones de pesos. Además, tenía varias pulseras, anillos y otras cadenas, como Fernández Muñoz y el menor. Al secuestrar sus pertenencias los investigadores se sorprendieron. Al punto de llegar a creer que podrían ser de la comunidad gitana.
Joel Guillermo Galván, apodado “Gordo”, el conductor del auto que chocó contra un camión en Panamericana.
Pero no. Formaban una banda que se dedicaba a robar autos. Con una particularidad: en cada asalto se llevaban todas las pertenencias de sus víctimas. Los autos, creen los investigadores, los usaban en otros robos y luego los descartaban.
“Cerca de la mitad de los autos robados son recuperados en la primera semana”, sostienen desde la Asociación Argentina de Compañías de Seguros. Los ladrones los abandonan en las calles o los pierden al ser detenidos en otros robos.
“Es una modalidad muy ligada al consumo de drogas y de alcohol. Por lo general los que la practican son pibes jóvenes, muy desprolijos. Roban de noche o de madrugada”, agrega un fiscal de la zona norte. Y sigue: “No es tanto el interés del botín. Si no, robarte todo, hacer bardo y gastar la plata en la noche”.
Clarín consultó con distintos fiscales de la zona. La mayoría coincide en las características descriptas: oro, bailantas, robos violentos y a mano armada, pibes jóvenes que viven en barrios populares. “Estos grupos de ladrones de autos que actúan en zona norte suelen vivir de los barrios bajos de Tigre y Boulogne”, agrega un investigador que los tuvo en otras causas. La banda era de Bancalari. Otra fuente agrega: “Más que bandas son grupos de tres o cuatro personas. Son muy esporádicas: duran pocos meses. O desaparecen, o los meten presos. Salen de la cárcel y se vuelven a armar”. 
Los mensajes de Malena, antes del choque fatal en Panamericana.
La noche del jueves había comenzado en San Fernando. Joel pasó a buscar a Malena. Era la primera vez que se veían, luego de escribirse por redes sociales. A las 3:20 de la madrugada entraron a una bailanta. Ya no estaban solos. Los acompañaban Fernández Muñoz y el menor. Salieron cerca de las cuatro y se subieron al Vento.
Media hora después, un vecino llamó al 911. Acababa de ver una situación que llamó su atención: la puerta del acompañante se abría y se cerraba. Era Malena, que quería bajarse del auto y no la dejaban. Cuando se acercó el móvil del Centro de Operaciones de Tigre (COT), Joel aceleró y se dieron a la fuga.
Durante la persecución, Malena alcanzó a enviarle su ubicación a su mamá. Le dijo que estaba llorando, que los estaba siguiendo la Policía.
El Vento había sido robado el sábado pasado, cerca de las 21, en Escobar. La víctima reconoció al auto y se acercó al lugar del siniestro. A ese robo, la banda de Joel había llegado en otro Vento. El lunes cometieron otro asalto, en Pilar: la víctima fue el dueño de una camioneta Hilux. Además, le robaron un reloj, 2 mil dólares y 60 mil pesos. Usaron el Vento robado en Escobar.
Malena tenía 21 años y murió en el choque en Panamericana.
Lo habían “lateado”. Es decir, que le colocaron las patentes de otro Vento, que hurtaron en San Isidro, cuando el auto estaba estacionado.
“Y ahora que se conoció la foto de Joel seguramente aparezcan más víctimas”, cuenta otra fuente de la investigación. “Son pibes que hacían muchos hechos. En Bancalari están vistos como pibes que no trabajan, andan en autos de alta gama y tienen plata siempre para las zapatillas caras y el boliche. Iban tres o cuatro noches por semana a bailar”.
Fernández Muñoz y Joel tenían una causa juntos por “robo calificado por el empleo de armas” en Vicente López. El primero había sido condenado a 18 meses por “lesiones leves agravadas en contexto de género y por el vínculo en concurso real con amenazas”. Joel registraba varias detenciones más. Por encubrimiento agravado y resistencia, entre otros delitos.
El hasta ahora único sobreviviente es de una familia conocida en los departamentos judiciales. Es hijo de un hombre apodado “Chavo”, que se dedicaría a la piratería del asfalto. Cuando se acercó a reconocer el cuerpo de su hijo, se sinceró: “Andaban ganando”, dijo.
Fuente La Nación
