HOLGUÍN, Cuba.- “Otro teléfono roto”, dice Orlando, un señor de 82 años que vive en el reparto La Quinta y quiere llamar a la farmacia para saber si hay atelonol, un medicamento para su presión arterial.
Es el cuarto teléfono público con el que ha intentado comunicarse. “Los que no están rotos, están fuera de servicio”, comenta a CubaNet el acongojado anciano que solo necesita conocer sobre la medicina para no ir en vano. “El trayecto es muy largo y las piernas me fallan”.

Finalmente, el señor tendrá que caminar hasta la farmacia. “No he podido comunicarme. Si no hay atelonol, entonces hice la caminata por gusto”, dice Orlando, que no tiene celular ni teléfono fijo en la casa.
El mal rato podría alterar su presión arterial. “El doctor me pidió que llevara una vida tranquila, pero en este país eso es imposible”, comenta.
En Holguín una cantidad apreciable de teléfonos públicos están rotos y otros están fuera de servicio. Son aparatos que lucen como adornos. Tecnología envejecida, déficit de piezas de repuesto, falta de mantenimiento y vandalismo son algunas de las razones que han profundizado la crisis.
El alto costo del servicio de la tecnología móvil y la del acceso a internet por WiFi y por los datos móviles limita la comunicación en Cuba en pleno siglo 21.
Al ser la única en la Isla, la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA) no siente la presión de la competencia y declina los esfuerzos por hacer más asequible las ofertas.

Por otro lado, el incremento de los hechos vandálicos contra los teléfonos públicos está aparejado a la violencia latente en la sociedad.
Según cifras oficiales de 2018, la provincia de Holguín dispone de unos 4 819 teléfonos públicos, lo cual representa una densidad en este sentido de 4.65 por cada mil habitantes, una de las mejores tasas del país. Sin embargo, la cantidad no se corresponde con la calidad del servicio.
Manuel aprieta una y otra vez el teclado de uno de los teléfonos públicos instalado al lado del teatro Ismaelillo de la ciudad de Holguín. No escucha el tono por el auricular. Desiste y cuelga. “Aparentemente el teléfono está bien, pero cuando marco, el teclado no hace contacto”, dice el joven cuya cuenta del celular ya no tiene saldo.
Algo similar le sucedió con el teléfono que está en la otra esquina. “Apreté el teclado y la pantalla muestra el cartel ‘Propia no se bota, se recarga’. Eso es algo irónico porque si los teléfonos no funcionan entonces no podemos utilizar las tarjetas Propia”.

Se siente estafado. “Hace un mes le compré a ETECSA una tarjeta Propia que me costó 20 pesos y no la he podido utilizar porque los teléfonos públicos están fuera de servicio”, responde Manuel a CubaNet.
¿Suficientes teléfonos?
A pocas cuadras, en la estación del ferrocarril, hay seis teléfonos públicos instalados, pero solo uno está activo. Los demás tienen falso contacto en el cable, falta de tono y problemas con las teclas.
Un grupo de personas que está a la espera muestra su disgusto. También están preocupados por una posible infección respiratoria. “Un teléfono para tantas personas. Eso favorece el contagio de enfermedades respiratorias”, comenta una señora en alusión a la COVID-19, un mal que causó una grave crisis sanitaria el año pasado en Holguín, con récords de enfermos y fallecidos a nivel nacional.
Esta semana las autoridades sanitarias hicieron un llamado sobre “la necesidad de mantener la percepción de riesgo a infectar con el virus del SARS-CoV-2 u otros respiratorios en circulación en el territorio, con mayor incidencia en grupos más vulnerables, como niños, ancianos y pacientes inmunodeprimidos”.
A un lado de la entrada de la cafetería Pico Cristal, en el mismo corazón de la ciudad, una caseta ovalada de color azul resguarda dos teléfonos públicos. Sin embargo, ninguno de los dos funciona: uno está sin tono y el otro muestra en la pantalla el cartel ‘DESHABILITADO’.
Después de recorrer gran parte de la ciudad, Marian vio estos teléfonos con todos sus componentes. Contenta se abalanzó hacia los aparatos con la ilusión de que finalmente podría realizar la llamada. “Que decepción, los dos están fuera de servicio”, dijo a CubaNet la joven que desistió en la búsqueda.

“Ya intenté comunicarme por el teléfono que está frente a la biblioteca. Tiene falso contacto y se oye mal, con mucho ruido. Probé con otro que está debajo del club nocturno Siboney y tampoco pude porque está sin tono. Están instalados por gusto. Son adornos, para dar una falsa imagen de la ciudad a los visitantes. No he podido llamar a mi casa para decirle a mi mamá que no se preocupe que todavía estoy en la cola de la tienda para comprar los pañales desechables”, dice la joven.
‘Fuera de uso. Colgar’ es el letrero que muestra en la pantalla el teléfono público instalado frente a la tienda La Marquesita, en pleno bulevar de la ciudad. Al otro lado de la columna metálica que sostiene el artefacto hay varios huecos para tornillos que evidencian que allí hubo otro gabinete azul que protegía un segundo teléfono que fue desinstalado.
Igual suerte corrió el teléfono público que una vez estuvo situado frente al correo central en cuya pared solo quedan la marca y los huecos para los tornillos.
Teléfonos vandalizados
Es inocultable la cantidad de teléfonos públicos que han sido víctimas de actos vandálicos. Los municipios de Moa, Mayarí, Urbano Noris y Holguín están entre los de mayor incidencia, señaló en 2018 Luis Arnolis Reyes, director de ETECSA Holguín. Una cifra que no ha menguado a juzgar por la realidad y a pesar de la Resolución 25/2010, y de que el Tribunal Supremo Popular adoptó el Acuerdo Circular 75 que pretende “lograr una respuesta efectiva en la prevención y enfrentamiento ante tales indisciplinas”.
El vandalismo es un indicador de la civilidad y el comportamiento general. Es una señal de que algo anda mal en la sociedad.
Un deficiente sistema de educación que ubica a Holguín como la segunda provincia cubana con más bajo nivel de escolaridad, el incremento de las familias disfuncionales, la pobreza, el alcoholismo y los delitos son algunos indicadores inequívocos.
“Es increíble la cantidad de teléfonos que han sido canibalizados o agredidos. Es un reflejo de la delincuencia y la pérdida de valores tan grande que hay en Holguín. Esto viene sucediendo desde hace muchos años. Necesito llamar a mi hermana y los teléfonos públicos están rotos”, dice a CubaNet una señora del reparto Vista Alegre.

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Fuente Cubanet.org